Cómo elegir un libro y cómo un libro nos elige
El plan original de esta publicación era algo
así como los cinco puntos a tener en cuenta a la hora de elegir un buen libro
para leer. Enseguida entendí que eso es imposible, de que es puramente
subjetivo, que es casi un arte, y que depende de cada uno. Fue entonces que cambié el título. Y me
tranquilicé conmigo mismo. Porque sí, les puedo dar mis consejos de cómo elegir
un libro, pero también es cierto que son más las veces que un libro nos elige.
Como supo decirle don Garrick Ollivander a un adolescente Harry Potter: “La
varita elige al mago, señor Potter; nunca está del todo claro por qué”. Con los
libros casi que pasa lo mismo. No obstante, les dejo algunos tips.
Recomendaciones
Es, quizás, la más obvia, la más fácil. Pero no
tan exenta de riesgo. Porque, está claro, la subjetividad de uno no es la
subjetividad de otro; ergo, la subjetividad puede convertirse en un arma de
doble filo. Sin embargo, en estos últimos años me he abierto más a las
recomendaciones (mi ingreso al mágico y maravilloso mundo de #bookstagram es
prueba de ello) y debo decir que fue una sabia decisión. Salir de mi zona de
confort de autores (que por mucho tiempo fue Verne, King, Crichton, Grisham,
Tolkien, Asimov, Sacheri, y algunos más) y tirarme sin miedo a la pileta de las
recomendaciones fue un éxito. Tanto de por parte de amistades, de conocidos, de
libreros, o de otros lectores que comparten en las redes. Así que, por mi
parte, les recomiendo que no se priven de preguntarle a la gente cuál es su
libro favorito y agregarlo a vuestra lista de pendientes. ¿El mío? ‘La isla
misteriosa’, de Julio Verne.
Género
Sí, el género puede ser un hermoso embudo de
descubrimientos. Aunque no aconseje encasillarse en uno, encontrar tu género
preferido es una manera bastante simple (no por ello menos efectiva) de dar con
historias que vayan con tus gustos. Es casi como ir a lo seguro. En mi caso, si
tuviera que elegir géneros, me quedaría sin duda con la ciencia ficción y la
novela histórica, que me fascinan. Pero una vez establecido el género favorito,
explorar nuevos horizontes (léase, nuevos géneros) se convierte en una
aventura. Como Bilbo Bolsón antes de salir de La Comarca. Total, siempre se
puede volver.
Portadas y
contraportadas
Acá es donde entra el cliché de “nunca juzgues
un libro por su portada”. Y acá también es donde comienza a jugar esa zona
gris, esa hibridación, a la que hacía alusión en el título de este post. Porque
elegir un libro solo por su portada (sea por su título, arte de tapa, etc.) es
un riesgo, pero quién no está dispuesto a enfrentarse a ese peligro de vez en
cuando. Es enfrentarse a lo desconocido. Es experimentar. Háganme caso y
háganlo cada tanto. Si ves un libro que te gusta, vas a la contratapa y te copa
de qué va, no lo pienses más. Pensá que la mayor parte de los descubrimientos
de la humanidad fueron así, casi de casualidad. Vos podés descubrir un nuevo
autor favorito. ¡Nunca se sabe!
¿Y por qué dije que acá entra en juego esa zona
gris? ¿Es que acaso nunca tuviste esa sensación de que un libro te está mirando
desde una estantería? Que te llama la atención y no sabés bien por qué. Que no
te podés ir de esa librería sin comprarlo. A veces pasa. La varita elige al
mago, Harry.
"Elegir un libro es algo puramente subjetivo, es casi un arte".
Premios
No es algo que haga mucho, la verdad. Aunque sí
nivela para arriba en mi aplausómetro (?) que un libro que esté por elegir haya
ganado algún premio. Y no necesariamente tiene que ser obra de un ganador del
Nobel de Literatura o del Nobel. Por lo general, todo premio te asegura un
estándar de calidad, el haber pasado por un jurado de notables; todos aspectos
que siempre colaboran y, en mi opinión, suelen sumar más que restar. Se me
vienen a la memoria, por ejemplo, ‘La noche de la usina’ de Sacheri, ‘La cloaca’ de Guillermo Ferreyro, y ‘Un perro en la puerta de la casa velatoria’ de María Soledad Fernández. Igualmente, reitero, no soy de los que van a buscar
la lista de los libros premiados de la temporada para ver qué elegir. Aunque,
al mismo tiempo, reconozco que puede ser una manera bastante acertada para
explorar buenos títulos y autores.
Hablar con los
libreros
Esta última categoría, por llamarla de alguna
manera, podría estar tranquilamente dentro de la de ‘recomendaciones’. No
obstante, quiero resaltar el laburo de los libreros porque me parece un oficio
muy loable. Son nuestros Carontes, solo que, en vez de conducirnos al
Inframundo, nos llevan a otros tantos mundos, a los que, sin su intervención,
quizás jamás llegaríamos. Tengo varias amistades que se dedican a ello y así lo
hicieron. E insisto, hablar con los libreros. Es mucho más que el mero hecho de
ir y decirles ‘quiero este libro, dámelo’. Es tomarse el tiempo y conversar.
Porque de esas conversaciones, les aseguro, salen cosas muy interesantes. Así
llegué, por ejemplo, a ‘Las benévolas’ de Jonathan Littell; o a ‘El año del desierto’ de Pedro Mairal. Dos excelentes novelas.
Pero al final, los
libros nos eligen
Y sí, es verdad. Como les anticipé al
principio. No queda otra. Yo soy de los que creen que no hay libros malos, sino
que hay libros para determinadas personas. Y no hay consejo que valga. Lo que
sí, no cerrarle jamás la puerta a la literatura, porque es cerrarle la puerta a
la imaginación, al conocimiento, y, lo mejor de todo, a otros mundos.
¿Y vos? ¿Qué tenés en cuenta a la hora de elegir un libro? ¡Los leo en los comentarios!
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