Una historia de amistad que venció al Corralito del 2001



Lo que de entrada es llamativo en esta novela, además de que ganó el Premio Alfaguara en 2016, es que se sitúa temporalmente en la Argentina del 2001. Sí, el infame ‘Corralito’, la crisis económica de la que se puede decir que el país nunca logró repuntar por completo. A priori, te dan ganas de gritarle a Sacheri como alguna vez lo hizo Walter Nelson con Sergio Martínez: “Salí de ahí, Maravilla”. Y el autor no solo sale, sino que se hace el dueño de la salida y lo hace por la puerta grande. ‘La noche de la Usina’ tiene todo lo que cabe esperar de Sacheri y hasta un poquito más.


La historia transcurre en O’Connor, un pueblito ficticio perdido en la provincia de Buenos Aires, en el medio del campo. La crisis casi que liquidó a todos estos pequeños pueblos, pero en el medio de ese conflicto nacional, un grupo de vecinos son estafados por un oportunista y deciden hacer justicia por mano propia. Y para hacerlo idearán un plan magistral, apelando al máximo esplendor de la viveza criolla. De eso trata esta novela que, una vez más, reúne los condimentos sacherianos: amistad, familia, lealtad, traición, amor, venganza, personajes comunes y corrientes… Todo eso que ya mencionamos cuando analizamos ‘Lo raro empezó después’.

Debo decir que me gustó el comienzo. Empieza con una historia dentro de la historia. Un recurso que, bien utilizado, suma mucho porque te pone en situación como si estuvieras dentro de la narración. En este caso, escuchando en un circo a un tal Arístides Lombardero. A partir de ahí, enseguida surgen las vibras de aquel fatídico 2001, esa sensación de que se está por ir todo al carajo. De hecho, eso sucede y es en ese momento en el que comienza esta gran aventura que une a un grupo de vecinos bajo un común denominador: la venganza. Hombres comunes emprendiendo una odisea alocada y casi imposible. Será por eso que la adaptación al cine se llama ‘La odisea de los giles’.

Maestro de la intriga

Dividida en cuatro actos, el autor dedica los comienzos de cada uno para seguir aumentando una intriga que se inicia con el título de la obra. Sí, a lo largo del libro uno no sabe qué pasó en aquella mítica noche de la Usina, aunque sí sabe que pasó algo. Entonces, imagínense el suspenso y la ansiedad que esto va generando. Un ejemplo muy claro de esto son los primeros párrafos del cuarto acto. En ellos, Sacheri deja en claro que siempre uno se acuerda qué estaba haciendo cuando aconteció algún hecho resonante (léase, el desembarco en Malvinas, la caída de las Torres Gemelas, el gol de Maradona a los ingleses, la final del Mundial 2014) y lo mismo sucede con la noche de la Usina. Sin embargo, no hay más explicaciones que esa. Hasta que finalmente llega y es genial.

No sé, no tengo algo negativo específico como para opacar el buen sabor de boca que me dejó esta lectura. Sí podría argumentarse que los personajes de Sacheri suelen ser parecidos en todas sus novelas. Qué sé yo, si vas a buscarle el pelo al huevo, lo más probable es que se lo encuentres. Sí, es un grupo de amigos enfrentándose a una situación fuera de lo común, como sucede en ‘Papeles en el viento’; y sí, está esa búsqueda de justicia por mano propia relacionada, en algún punto, con un periodo histórico de Argentina, como en ‘La pregunta de sus ojos’. Sin embargo, la magia no está ahí, la magia está en las historias de cada uno de los personajes, cómo se conjugan, y de qué forma se las arreglan para solucionar el problema.

Para terminar, podemos decir que Sacheri maneja los tiempos como si fuera un maestro de ceremonia en una novela que reúne todos los condimentos. Bah, todos sus condimentos. Y, como viene sucediendo, funciona muy bien. Una obra que toca la tristeza, la melancolía, la desesperación, la pérdida, la ironía, el humor, el miedo, el amor, y muchas otras cosas; todo en su justa medida y sin abusar. Es agradable para leer y te atrapa desde el principio hasta el final.

Transcripción del acta del Jurado de Alfaguara 2016

El Jurado, después de una deliberación en la que tuvo que pronunciarse sobre cinco novelas seleccionadas entre las 707 presentadas, decidió otorgar por mayoría el XIX Premio Alfaguara de Novela, dotado de 175 mil dólares, a la obra presentada bajo el seudónimo de Alfredo Álvarez, cuyo título y autor, una vez abierta la plica, resultaron ser ‘La noche de la Usina’ de Eduardo Sacheri.

En cuanto a la novela ganadora, se trata de una emocionante historia situada en un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires a primeros de nuestro siglo, justo antes de que el gobierno de Fernando De La Rúa imponga el corralito financiero y bloquee las cuentas bancarias. Un grupo de amigos –personajes inolvidables todos ellos-, que ha sido estafado, decide recuperar su dinero y su dignidad tomando la justicia por su mano. Es una novela coral, ágil y emotiva, con muchos ingredientes de lo mejor del thriller y el western.

Pampa y política, tiempos muertos de vida cotidiana y diálogos muy vivos, con un trasfondo crítico lleno de suspenso en el que la rabia fecunda es compatible con el humor más fresco.

Una frase: “Cuando llegó a O’Connor se vio metido en una conspiración de viejos locos cuyos detalles lo hicieron concluir, sencillamente: ‘Vamos a terminar todos en cana’”.

Mi calificación para el libro: 5 estrellas. Excelente.

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