Una loca y frenética aventura cloacal argentina



Como en ‘La noche de La Usina’, de Sacheri, dijimos que el título ya era una especie de spoiler del final, con ‘La cloaca’ pasa todo lo contrario. Ya de entrada el autor, Guillermo Ferreyro, nos sumerge en el inframundo cloacal de Buenos Aires, situándonos en lo que va a ser el escenario principal de la novela y en su primordial hilo conductor. Más que la fórmula del ‘Supercamarón M’ (que ya hablaremos de los camarones más adelante), el autor pareciera haber encontrado la forma de generar una intriga insaciable. Eso sí, el camino para ir desvelando esa incertidumbre será más y más insólito con el pasar de los capítulos y, justamente por eso, uno surfea la cloaca hasta el final.


Este libro lo leí varias veces. Las primeras dos, dejándolo sin terminar. La tercera, fue la vencida. Y no porque no me gustara sino porque fui esclavo de las circunstancias. La primera fue (si mal no recuerdo) antes de entrevistarlo a Ferreyro para el podcast ‘De Fútbol y Libros’; la segunda, los días previos antes de venirme para España. Y la tercera, ya acá en España, que decidí empezarlo desde el comienzo porque no entendía nada. Se preguntarán ustedes si eso no es algo negativo, y no. Porque es en esa vorágine frenética de acontecimientos, de pensamientos, de acciones, de disparates (algunos más reales que irreales, aunque cueste creerlo), desde donde Ferreyro edifica su trama.

‘La cloaca’ es una novela (galardonada con el Premio Latinoamericano de Primera Novela Sergio Galindo 2018, otorgado por la Universidad Veracruzana de México) narrada en primera persona por su protagonista, un niño de 11 años. La historia comienza a mediados de los 70, una época complicada para Argentina, cuando el niño descubre un lugar por donde se puede acceder al arroyo subterráneo Maldonado, destino de los desperdicios de once barrios de Buenos Aires. Por supuesto, ese lugar prohibido rápidamente se convierte en una aventura tanto para él como para sus amigos, y es el disparador de todo lo que sucederá después.

Historia de iniciación y venganza

Podríamos decir que está dividida en dos partes. La primera, que es la más extensa, está situada en los alrededores de ‘la cloaca’ y en una vieja casona inglesa del barrio de Liniers. Es en ésta última donde el protagonista vive con sus padres en lo que es una familia bastante disfuncional (un padre que desaparece por temporadas, una madre infiel). A priori, todo parece normal. Como toda novela de iniciación, presenciamos la evolución del personaje, en cómo piensa, en cómo actúa, con un especial énfasis en cómo va descubriendo su sexualidad. No obstante, de a poco, el autor va largando algunas situaciones que entorpecen esa normalidad antes mencionada (un cuartito misterioso que tiene el padre bajo las escaleras, una bitácora, un viejo vagabundo en la cloaca, los camarones) y que sientan las bases de la segunda parte.

Esta segunda parte, que tiene que ver con una venganza personal contra los ingleses que el protagonista quiere llevar adelante tras la Guerra de Malvinas (sí, no les mentía con eso de la vorágine frenética de acontecimientos), es a su vez subdivisible en dos: el viaje en barco hacia Europa y la venganza. Una venganza con sabor a camarón. Algo que, aunque suene a chiste, está cargado de una asombrosa verosimilitud.

Es un libro que está bien escrito, con un lenguaje simple y llevadero. En ciertos momentos hasta pareciera entremezclarse el relato con propios recuerdos del autor. En otros, se va todo al carajo (pero bien), haciendo malabares en la delgada línea roja de lo grotesco. Lo más destacable, el ritmo con el que Ferreyro maneja la narración. Con frases y capítulos cortos, al pie, construyendo esa incertidumbre creciente y trepidante ladrillo a ladrillo. Lo que sí me chocó, pero es un simple tecnicismo, es que los diálogos, que hay muchos, no tengan línea de diálogo. Me hizo acordar en eso a ‘El cuento de la criada’, de Margaret Atwood, que pasa algo similar. Quizás es que soy muy purista en ese sentido.

Por último, decir que esa vorágine frenética de acontecimientos a la que nos hemos referido se ve también reflejada en los temas que trata la historia. Hablamos de la ironía, la locura, el humor, la sorpresa, el amor, el odio, la asquerosidad, la venganza, el sexo. Todo orquestado en una sinfonía en la que lo real de la historia argentina se funde con un relato estrambótico. En fin, muy recomendable por lo arriesgada y original. Vale la pena.

Una frase: “‘Que te vaya bien’, me había dicho, ¿cómo se hace para que a uno le vaya bien en la vida? Nadie lo enseña, nadie lo sabe”.

Mi calificación para el libro: 4 estrellitas. Muy bueno.

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