Mi Madrid Diario del Coronavirus Día 21: De insomnios y cambios de hora



“Ahora, qué es un escritor, brutos del carajo”, me dice al oído El Flecha, en un renovado intento propio para combatir el insomnio de las cuatro y pico de la madrugada en Madrid. “Pues, el Real Diccionario de la Academia de la Lengua lo definió así; escritor, dos puntos: ‘Man que, desde la máquina de escribir es el umpire del partido de la vida’. Errrda, ¿cómo les quedó el ojo? ¡Tronco’e definición, ah!”. Esa frase del relato del colombiano David Sánchez Juliao (que desembarcó en mi vida gracias al parcero don Juan José Macía sin ese), hoy pienso que cobra un renovado sentido. Porque qué partido que estamos jugando hoy en medio de esta pandemia. Y desde el teclado de nuestras computadoras o las pantallas de nuestros celulares. ¡Errrrda!


Muchos de nosotros ya estamos comenzando a experimentar las consecuencias de este inmóvil viaje tan largo de cuarentena. Y es que hoy se cumplen tres semanas desde que el presidente español, don Pedro Sánchez, decretara el estado de alarma y el jetlag ya nos ha modificado el horario biológico. Porque, yo por lo menos, me estoy despertando alrededor del mediodía y durmiéndome a eso de las 4 o 5 de la mañana. Algo que, no sé por qué, pero me molesta un poco. Aunque dicha preocupación personal palidece ante todo lo otro que está aconteciendo.

El insomnio, pues, se ha convertido en mi compañero de naufragio. Leía ayer un muy buen artículo de Pedro Mairal, que escribió para la Revista de la Universidad de México, en el que habla de que gran parte de la sociedad se ha convertido en ‘náufragos de balcón’. En mi caso, más bien, el insomnio me acompaña en la balsa de mi cama. Porque mi habitación es pequeña, no tengo balcón, mi ventana da a una medianera, y trato de salir lo menos posible de ella (que alquilo en una casa compartida con otras varias personas) porque al estar anticoagulado integro el tan mencionado, y a veces vilipendiado, grupo de riesgo. Así que, prácticamente, mi escenario de vida es la cama. Y, evidentemente, hay lugar para el señor insomnio, no lo voy a dejar afuera como hizo Rose con Jack en Titanic.

¿Cómo paso esas horas de madrugada? Por momentos, disfrutando del silencio. Otro tanto escuchando podcasts o viendo transmisiones en vivo de algún artista favorito por las redes sociales (desde otro continente, por la diferencia horaria). También leo, escribo, miro series, películas, chateo con mi gente del pueblo de la Nación Argentina, o bueno, como ayer, presto oído una vez más el relato de ‘El Flecha’. Ah, además, escucho música. Sobre todo, country y jazz. El jazz, más que nada instrumental y de fondo cuando leo. El country, no sé, curiosamente me tranquiliza. Se ha convertido en mi banda sonora de la cuarentena, así que eternamente agradecido a George Strait y Brad Paisley, culpables de que allá lejos y hace tiempo le haya agarrado el gustito al género.

Por último, no quería dejar pasar desapercibido algo que aún sigue llamándome mucho la atención y que acá en España es normal. Me refiero al cambio de hora. Hace poco, de un momento a otro, a las dos de la mañana se hicieron las tres, por disposición gubernamental para ahorrar energía. Así, de la nada, creció un poco más mi insomnio. Cuando decían que no iba a afectar tanto ahora porque estamos en cuarentena. A mí sí me descolocó un poco. De todas maneras, lo que incluso me llamó más la atención fue que, apenas llegado yo a España hace casi unos seis meses, también se produjo un cambio de hora y fue uno de los temas centrales en la agenda mediática durante días. Esta vuelta tuvo una relevancia tan pero tan mínima (justificado por el coronavirus) que creo que hay gente que todavía ni se dio por aludida y sigue con el horario desactualizado en algunos relojes de la casa.

Pensar que la única vez que recuerdo que se intentó el tema de los cambios de horario en Argentina, solo lo llevó adelante la provincia de San Luis hace como 10 años. Y les duró poco. Ahora que lo pienso, supongo que habrá sido como tener unas Islas Canarias (que van siempre una hora por detrás de la España peninsular) pero en el medio del país. La radio diría: "Son las tres, las dos en San Luis". 

¿Y ustedes cómo combaten el insomnio? ¿O siguen lo más bien? ¿Cambiaron la hora de todos los relojes? Con estos interrogantes, me despido deseándoles que tengan una buena cuarentena y un próspero 2021.

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