Mi Madrid Diario del Coronavirus Día 98+1: ¿Qué carajo es la nueva normalidad?
A diferencia de gran parte de la gente, supongo, a mí el bloqueo creativo me agarró sobre la recta final de esta cuarentena que estamos terminando acá en España. Ni siquiera era bloqueo creativo, iba más allá. Llegó un punto en el que no quería tener casi más nada que ver con las computadoras, los blogs, la producción de contenido (para mis proyectos personales), incluso tampoco tenía ganas de leer, algo que, conociéndome, es grave. No sé, se me dio por hacer otras cosas como, por ejemplo, jugar al pádel ni bien se pudo volver a las clases, o redactar contenido para una nueva oportunidad laboral que me salió en el medio de la pandemia. Por eso, focalicé toda mi energía en ello y descuidé bastante el blog, sus redes sociales, etc. Pero acá estoy, tratando de regresar y, al mismo tiempo, explicarme un poco qué carajo es la famosa nueva normalidad.
Ayer fue el nonagésimo octavo y último día
desde que el presidente del gobierno español, don Pedro Sánchez, decretara el
estado de alarma. Noventa y ocho días oficiales, al principio, de encierro
total, y luego, paulatinamente con menos restricciones. Noventa y ocho días en
los que Madrid pareció detenerse en tiempo y espacio, como si se tratase de
algún episodio todavía no visto de la serie alemana ‘Dark’. Ojalá los rebrotes
del coronavirus, que ya está habiendo, no nos hagan volver al encierro, pero
mientras tanto me encuentro, como todos, en este +1, en esta última entrada de
Mi Madrid Diario del Coronavirus, tratando de responderme esa pregunta del
título.
Porque la nueva normalidad es volver a salir a
la calle, es volver a la rutina, a todo eso que éramos antes del coronavirus y
no nos dábamos cuenta. Pero, claro, eso sería la normalidad a secas. La nueva
normalidad es eso y con el factor agregado, quizás el desafío mayor, de tratar
de vivir bajo la amenaza constante de que ese mal que no vimos venir y que
tampoco vemos ‘estar’ sigue ahí. Por eso las mascarillas en la calle, en el transporte
público, en todos lados, seguirán acompañándonos hasta quién sabe cuándo. Algo
que a principio de año hubiéramos imaginado solo para una película de ciencia
ficción, hoy es la vida misma. Y así con muchas otras cosas.
La nueva normalidad, para mí, sigue siendo
sinónimo de incertidumbre, como lo fue toda la cuarentena. De vivir pendiente
de una distancia social impuesta; de vivir confiando en que gente que no
conocemos cumpla con las recomendaciones sanitarias y no se relaje en demasía;
de vivir con ese pequeño bicho de la ‘vieja normalidad’ carcomiéndome
constantemente la cabeza, a ver cuándo podrá retomar su lugar, que por
muchísimo tiempo pensamos inexorable. La nueva normalidad es, también, leer
todos los días cómo en América Latina (en Argentina, específicamente) parece
estar todo al borde de un precipicio; como nos encontrábamos acá en España hace
unos meses, pero con una sensación peor.
Quizás dentro de algunos meses lea esto y me
piense a mí mismo exagerado. No lo sé. Veremos. Por lo pronto, estoy más cerca
del Fernando Simón suspirando ‘por fin’ después de su última rueda de prensa
bajo el estado de alarma, que de los fatalistas que avecinan rebrotes
incontrolables.
Por último, antes de despedir esta sección
(que, para mi sorpresa, ha superado las 10 entregas), quería resaltar todo lo
que hemos atravesado en este blog con el Madrid Diario del Coronavirus. Desde el pequeño gran logro de conseguir papel higiénico en el Día 1, hasta mi entrada triunfal a la ciudad de Madrid en el Día 81. Desde viajes introspectivos por mi pequeña habitación alquilada, que fue mi hábitat natural
durante la cuarentena, hasta imaginar, en el Día 66, cómo le voy a explicar a mis nietos lo que fue toda esta experiencia. Desde los miedos por ser grupo de riesgo, o de no poder volver jamás a pegar un ojo, hasta celebrar no sé muy
bien por qué la llegada del mes de junio. Y, bueno, la nueva normalidad.
Y un apartado más, para consignar lo mejor que
me ha pasado en estos últimos días. Seguro deje afuera muchas cosas porque, por
suerte, no la he pasado mal. Pero quiero destacar, primero, el pádel. Dos
entrenamientos por semana y no me sentía tan bien practicando un deporte desde
que tuve que dejar vóley en 2015 por mi trombofilia (aunque hay un asterisco
bien grande ahí que dice ‘fútbol 5 con los pibes’). Después, esta oportunidad
laboral que me salió en medio de la pandemia y ahora me encuentro redactando
guiones para un canal de You Tube dedicado a lo militar y a la geopolítica.
¡Quién lo hubiera dicho! Y, por último, un nuevo proyecto que estamos armando
de a poco con el colombiano marinero de agua dulce que, si nos sale como lo
pensamos, va a estar re bien piola.
En fin, volvemos a la pregunta: ¿Qué carajo es
la nueva normalidad? Pues es vernos salir de la cueva, con un miedo desconocido
a lo conocido. Y con esperanzas que antes dábamos por hechas.
Comentarios
Publicar un comentario