Mi Madrid Diario del Coronavirus Día 1: Papel higiénico



Durante la noche de ayer acá en España, estuvimos todos pendientes de lo que ya sabíamos que iba a decir el presidente, don Pedro Sánchez, con respecto al coronavirus. Un borrador del Real Decreto que pondría en cuarentena obligatoria a todo el país ya circulaba por los medios. Y finalmente llegó la confirmación oficial del estado de alarma: “Las medidas que vamos a adoptar son drásticas y van a tener consecuencias”. Así que, acá estamos, encerrados. Algunos con más paranoia que otros. Hay quienes eligen volver a pasar la cuarentena con sus familias. Otros que no podemos. Yo, igualmente, estoy un poco más tranquilo porque finalmente pude conseguir papel higiénico.


Sí, papel higiénico. Hace como tres o cuatro días que venía recorriendo los supermercados habituales, cerca de casa, y no había chance. Creo que lo primero que decidió llevarse la gente de los supermercados, más por un pánico irracional que por otra cosa, fue el papel higiénico. Algo que provocó que los que sí necesitábamos porque nos quedaba solo un rollito y medio, no tuviésemos acceso. Lo mismo sucedió con los barbijos, o como le dicen acá, las mascarillas. La gente vaciando las farmacias de barbijos y después les hace falta a los profesionales de la salud, que realmente lo necesitan. Y así.

En mi caso, anteayer salí de excursión a recorrer supermercados: Carrefour, Día, Ahorra Más, La Despensa, etc. Y nada, los estantes del papel higiénico vacíos. Era ponerse a hablar con los repositores y las cajeras con tal de sonsacarles los días y horarios del arribo de la mercadería. Entonces ayer, como última esperanza, decidí ir a un Supercor grande que está en el barrio donde viví durante dos semanas antes de mudarme a la casa donde estoy ahora, mi actual sede de cuarentena. Mi deducción era que si yo fuese una gran cadena de supermercados, lo primero que haría sería abastecer mis sucursales más importantes, dejando con una prioridad más baja las sucursales express de barrio.

Casi dos kilómetros de caminata después (y los mismos casi dos kilómetros de vuelta), mis esfuerzos se vieron recompensados con un maravilloso pack de papel higiénico. Creo que fue el papel higiénico más deseado en lo que va de mis 27 años de vida. Después tuve que volver para conseguirle otro pack a un amigo que también estaba en las mismas que yo. Ese fue mi último día antes de la cuarentena obligada, siendo proveedor de papel higiénico. Probablemente haya sido mi último ingreso a la ciudad de Madrid (yo vivo en la Comunidad de Madrid, en Pozuelo de Alarcón) hasta dentro de quién sabe cuándo. Porque por ahora el tiempo de confinamiento es de dos semanas, pero no sería raro que se extienda.

Mi última entrada a Madrid antes de la cuarentena

De camino al supermercado, de vuelta, en la estación de tren, y por las calles de Madrid, ya había poca gente de por sí. Menos de la habitual. En Pozuelo, por ejemplo, las pocas personas que andaban por la calle era gente que estaba haciendo compras de último momento como yo, o gente haciendo ejercicio. Después, entre esas que andaban de compras, tenías a los paranoia extrema con barbijo y guantes, y los que íbamos sin nada de eso. Y, entre esos que van muy protegidos, aquellos que lo hacen mal: con el barbijo tapándole la boca pero no la nariz, con un solo guante, etc.

Por mi parte, toda esa gente que va súper hiper mega extra protegida me genera cierta desconfianza. Porque existe la noción errada de que al ponerse guantes y barbijo ya está, ya podés quedarte tranquilo. Y no, después si no sos cuidadoso al momento de sacarte todo, dependiendo de dónde agarrás el barbijo o los guantes, podés seguir contagiándote igual de eso de lo que te pensabas inmune. Por ejemplo, he visto a varios ponerse el barbijo al subirse al metro y sacárselo antes de bajar. Lo peor es que esa gente seguro piensa que va protegida. Y no.

Lo otro que me llamó la atención en el camino fue que los parques estuviesen cerrados (que sí, vi a varios que se metían igual), con cintas de peligro alrededor y unos letreros con la frase: “Por motivos de seguridad los parques permanecerán cerrados”. El propio Ayuntamiento de Madrid comunicó en Twitter que (sic) “ante las aglomeraciones de personas que lamentablemente y pese a todos los avisos se están produciendo en espacios públicos de Madrid, el alcalde ha dado la orden de proceder al cierre de todos los parques y jardines de la ciudad a partir de las 16.00”.

A mi regreso, caminando por el puente de Toledo, hasta escuché a la policía diciéndole por altavoz a la gente: “El parque se encuentra cerrado, abandonen el parque por favor”. Y es que por esa zona, donde está el Parque Madrid Río, sí había bastante gente en plan vacaciones. Incluso andaban diciendo que, anoche, la policía comenzó a usar drones con altavoces para instar a la gente a quedarse en sus casas.  

En fin, yo estoy bien. La clave de todo esto es tomar las precauciones necesarias, lavarse las manos seguido, quedarse en casa, y no entrar en pánico. Y, además, dentro de lo posible, transmitir tranquilidad. Porque la paranoia también es perjudicial para la salud de uno y de quienes conviven con nosotros.

¡Tengan buena cuarentena!

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