Cómo empezar a escribir cuando la creatividad no es magia



¿Cuántas veces hemos dejado de intentarlo por el simple hecho de no estar inspirados? ¿Por qué escribir algo creativo puede pasar rápidamente de ser algo fácil a ser prácticamente imposible? ¿Hay que tener alguna cualidad especial para empezar? Dos de esas preguntas tienen respuesta, y en otra solo puedo conjeturar. La primera es que, claramente, un montón de veces y porque es la salida fácil que en muchas ocasiones necesitamos para quedar bien con nosotros mismos. La tercera es un gran ‘¡No!’ (y en este post ahondaremos en ello). La segunda, por tanto, es la que rankea entre los más maravillosos misterios de la vida que aún quedan por resolver. Ahí arriba junto al origen del universo.


Lo que hay que tener en claro desde el vamos es que la creatividad no es magia. Por eso es que no necesariamente hace falta poseer una cualidad especial para animársele al mundo de la escritura creativa. Para nada. Por supuesto que hay personas que tienen una mayor inclinación natural hacia las letras y se les da mejor, pero vamos, eso también pasa con los números. Y se los digo yo, que siempre he sido un negado con las matemáticas pero que en algún momento de mi vida descubrí que, si me sentaba a hacer ejercicios, ejercicios, ejercicios, y más ejercicios, muchos ejercicios, la cosa se volvía más entendible. Esto es lo mismo. Aunque no sea una ciencia exacta y esté rodeado de mística, las famosas ‘horas culo-silla’ también son fórmula de éxito a la hora de escribir.

No obstante, no tiene por qué ser algo tedioso. Y es para eso que les voy a dejar por acá algunos tips que les pueden llegar a resultar para ir alimentando esa llama creativa a la hora de escribir. También aplican, en parte, aquellos que compartimos en alguna oportunidad para cuando te achaca el bloqueo creativo.

1. Empezar por poco para ver resultados rápidos. La creatividad suele ser traicionera. Empezar con un proyecto grande puede dejarte enseguida frente al problema de la hoja en blanco, de no saber por dónde comenzar. Por eso, a veces es mejor cambiar el ángulo y probar con otras cosas más cortas, poemas, cuentos cortos o microrrelatos. Aunque no sean una obra de arte, el poder completar estos pequeños retos te puede ayudar a desbloquear lo necesario para encarar los proyectos más grandes. Personalmente, cuando estoy con poca inspiración, me voy para el lado de los sonetos clásicos, que ya tienen una estructura de métrica y rima establecida que hay que respetar. Al final, hasta es entretenido. Sumar, restar sílabas, me siento como si estuviera haciendo números, o autodefinidos.

2. Encontrá tu momento del día. Como hay gente que se levanta a la mañana y no se le puede hablar hasta pasadas las 10 porque si no te gruñen, algo parecido pasa a la hora de escribir. Hay quienes están más predispuestos a la creatividad apenas se despiertan, y otros, como quien les habla, que somos conscientes de que nuestro momento es durante las madrugadas. Después al otro día gruñimos, claro, pero con la satisfacción del trabajo bien hecho. En definitiva, cada uno tiene su momento del día, es solo cuestión de experimentar y encontrarlo.

3. No frustrarse a la primera. Es fácil pensar que a los grandes escritores les sale todo de una y que por eso son exitosos, que escriben mucho y bien. Pero, por ejemplo, el propio Stephen King tiró su primer borrador de ‘Carrie’ (la novela que lo llevaría a la fama) a la basura porque le parecía justamente eso, basura. A lo que voy es que detrás de cada libro, de cada párrafo, incluso de cada oración publicada, hay una etapa de revisión y edición que, muchas veces, es hasta más laboriosa y productiva que esa inspiración de la que tanto se habla. Por eso, frustrarse a la primera porque algo no suena o parece lindo es un error de principiantes que, desde ya, tenemos que evitar porque no sirve para nada. Como les dije al principio, la creatividad no es magia. Ni para vos, ni para mí, ni para JK Rowling.

4. Llevar siempre algo para anotar. Por la calle, en un bar, o acostado en la cama, lo que más conviene es tener siempre a mano lápiz y papel (o bueno, las notas del celular en estos tiempos modernos también garpan). Nunca se sabe cuándo una palabra dicha por alguien, o algún pensamiento nuestro, puede ser desencadenante de grandes historias. Y son generalmente esas palabritas tan poderosas las que primero se nos escapan si no las anotamos al segundo de que nos sorprenden.

5. Divertite. El momento en que ya todo te parece monótono, aburrido, o que preferís mirar por la ventana, ponerte a limpiar, o regar las plantas, antes que escribir, ese es el momento que tenés que parar. Hacé otra cosa, salí a caminar, regá las plantas, despejate por completo de las letras. Y después volvé, con aires renovados, a disfrutar del proceso. Porque la escritura no es, no debería ser, algo tedioso. Ni tiene por qué serlo.

¿Y vos creés en la magia de la inspiración a la hora de escribir? ¿Qué otros consejos pensás que pueden llegar a servir para alimentar la creatividad? Soy todo oídos, comentá, que acá nos ayudamos entre todos.

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