Los miserables brillaron "One day more" en Martínez
En la noche del viernes pasado,
en el Teatro de La Cova, se realizó el show de fin de año de los alumnos senior
del Performing Arts Studio. Una muestra de comedia musical en inglés que se
preparó durante el año. El resultado, un sensacional espectáculo.
Fue el viernes, a las 2130.
Lentamente la gente iba ocupando los asientos del reconocido Teatro de La Cova.
Todos con ansias de ver lo que alguna vez escribió Victor Hugo (Les Miserables,
claro está), en esta adaptación a cargo de Cristian Hansen y del PAStudio. En
cinco minutos, la sala rebosaba de gente, combatiendo la ansiedad con excitante
bullicio que se mezclaba con la música de fondo. Nadie lo decía, pero
implícitamente el deseo de que las luces se apagaran y que el silencio se
apoderase del ambiente se hacía sentir.
Mientras tanto, la gente que
continuaba entrando a la sala buscaba sus números de fila y butaca, búsqueda
que incomprensiblemente suele tornarse difícil. Las señoras sacaban sus anteojos
para leer la sinopsis de la obra a sus elegantes acompañantes. La historia que
narra las desventuras de Jean Valjean, Javert, Fantine, Cosette y Marius y de
otros varios personajes que vivieron la rebelión de junio de 1832 en París,
comenzaría en cualquier momento. Pestañear en ese instante, sin dudas, un
pecado. La voz del director retumbó entre las paredes, it’s showtime!
La atención, como es de esperar,
se centraba en el escenario. Ninguna mente pensó que la acción empezaría a
desarrollarse en la parte de atrás, por donde momentos antes habíamos
ingresado. De repente, esa puerta y ese pasillo se transformaron en una
analogía de la película más nueva de “Les Miserables”. Prisioneros tirando de
un par de cuerdas gruesas, sufriendo y tratando de arrastrar algo muy pesado
que aparentemente estaba afuera del teatro. Para aquellos que vieron la
película, acá solo faltaban Hugh Jackman y que el agua del mar chocara contra
las butacas.
Profesores y alumnos de PAStudio "One day more" |
Y como si eso fuera poco,
inmediatamente después llegó la interpretación del armonioso y triste tema: “I
dreamed a dream”. El que conoce de comedia musical, sabe que es una canción
vocalmente exigente, todo un desafío. No es nada más ni nada menos que transmitir
la tristeza de una mujer que perdió su trabajo y fue tirada a la calle, sin
tener otra fuente de ingreso para darle a su pequeña hija. La Fantine de esa
noche, interpretada por Evelyn Ristau, no tuvo el menor problema y salió
airosa, acaparando las miradas, oídos y seguramente hasta lágrimas de la
multitud, arrodillada en el medio del escenario.
Los minutos corrían, la sensación
de estar mirando por una ventana directa a aquella Francia antigua se hacía
cada vez más fuerte. Y más aún, cuando irrumpieron en escena el marinero junto
a las prostitutas del puerto. Una performance
única.
A continuación pasaron ante
nuestros ojos el siempre presente Valjean y su mortal perseguidor, ese
representante acérrimo de la ley, Javert (notable interpretación de Andrés
Gregoire); Cosette y Eponine con su añorado castillo celestial. Para este tramo
de la obra, el público ya estaba completamente enganchado. Tanto los que
cantábamos y/o tarareábamos las canciones en voz baja, como los que se topaban
con esta historia por primera vez.
Otro clímax del espectáculo se
aproximaba. La casa de Monsieur y Madame Thenardier. Ambos, Guido Canti y
Marcela Mac Dermott, con interpretaciones sensacionales. Si bien hacían de
viles villanos, antagonistas fanfarrones y ladrones, fueron los que se robaron
más carcajadas de entre los espectadores. Y a Canti ya lo tenía de “En busca de
Anastasia” (obra escrita por Cristian Hansen), que también había encarnado
perfectamente a un personaje muy gracioso, el gratamente recordado Pinky. Creo
que con el pasar de la obra todos querían volver a ver aparecer en algún
momento a estos dos personajes. Cuando se escuchaba esa voz chillona aguda, ya
se sabía que la señora Thenardier y su marido se preparaban no solo para robar
a los demás personajes sino para birlarles carcajadas a los que mirábamos.
Sinceramente, me saco el sombrero.
Las canciones se sucedían: Stars de Javert; Red and Black cantado por los jóvenes revolucionarios y donde se
hizo presente por primera vez Marius; Do
you hear the people sing, otro tema que cautivó al público. Ver el decorado
rojo, blanco y azul, y la bandera francesa flameando, fue lo poco que faltaba
para situarnos mentalmente aunque fuera por segundos en París. A heart full of love, Cossete, Marius y
Eponine (Camila Cremades, Pablo Bernzstein y Agustina Oliveri, respectivamente)
se lucieron en esta canción que marca el amor verdadero entre dos jóvenes y el
amor no correspondido en la restante. Un momento conmovedor. Eponine volvería a
la carga sentimental más tarde con On my
own. Antes, el tema que le dio nombre a esta representación musical: One day more. Una armonía excelente de
voces, con el numeroso elenco sobre el escenario.
Y la obra llegaba a su fin, junto
con la fallida revolución, que fracasará siempre que se interprete esta
historia pero que nunca dejará de complacernos. Por lo menos, musicalmente.
Murieron los jóvenes revolucionarios, firmes detrás de su trinchera hecha de
sillas, mesas y más elementos, armados con largos fusiles que poco sirvieron
para combatir al enemigo. Se suicidó Javert, que no pudo conciliar estar en
deuda con un “delincuente” como Valjean y que la ley podía equivocarse.
Gavroche merodearía por las sillas y mesas vacías en las que se habían sentado
los perpetradores de la revolución para culminar la obra en un memorable
cierre. Un final con todas las luces y con el elenco a pleno sobre el
escenario, que obviamente, arrancó un aplauso ensordecedor de las manos del
público.
Así terminó “One day more”. Un espectáculo
que si fue el verdadero reflejo de los esfuerzos de los alumnos y profesores de
PAStudio de este año, quiere decir entonces que evidentemente merecieron ser
aplaudidos de pie.
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