La verdad ensombrecida

Para sumarme a todo el tema de la controversia de si Bin Laden está muerto o no, he aquí un relato puramente ficticio de mi autoría. A decir verdad, el tema con todos los interrogantes que continúan sin ser contestados plantea un agradable desafío para la imaginación. Me ha pasado encontrarme con gente que defiende posturas de conspiración que parecen salidos de una película más que de la realidad. Así que léanse este relato corto a ver qué opinan... capaz se preste para el debate. No obstante, hay tantas posturas diferentes sobre el caso que una más o una menos, no cambia nada.


LA VERDAD ENSOMBRECIDA

 - C’est la vie señor presidente, es lo que vienen demostrando las teorías de la comunicación de masas a lo largo de la historia: las reacciones del público son altamente impredecibles- dijo el secretario presidencial.
            El presidente se levantó de su sillón y se paró frente a la ventana, de espaldas a la habitación.
 - Creí que anunciando la muerte de uno de los más peligrosos terroristas que azotan el mundo, iba a ser reivindicado en la opinión popular… ahora resulta que me tildan de mentiroso.
            Al decir esto, golpeteaba el vidrio de la ventana con sus dedos. Luego de una pausa en la conversación, medio incómoda por cierto, volvió a sentarse tras el escritorio.
 - ¿Qué se supone que deba hacer ahora?
 - No lo sé, señor presidente. Esa es una pregunta bastante difícil de contestar.
 - Si la verdad saliera a la luz…
 - Eso no va a ocurrir, la gente cree fervientemente que está muerto o sino tiene solamente especulaciones insostenibles relacionadas con que continúa vivo. La versión más sólida es la que divulgamos nosotros.
            El presidente golpeó la superficie de su imponente escritorio con el puño. “Un grupo comando, toda la operación perfectamente planeada, la última tecnología disponible y aún así… algo salió mal”, pensó.
            Tenía razón, las probabilidades de que la operación fallara eran casi nulas, pero siempre se deja un margen de error posible porque nadie es perfecto en la vida y los seres humanos todavía no son robots. Sin embargo, él había llegado a creer que este margen de error era algo simbólico… estaba acostumbrado al éxito.
 - ¿Me podés decir de nuevo cómo es que mataron a la persona equivocada?
 - Señor presidente, nos era desconocida la existencia de un segundo sótano en la casa. Nuestros planes de inteligencia mostraban solamente uno… y con respecto a lo de la persona, caímos en la vieja trampa del señuelo. Se ve que así como se filtró información a nosotros, pasó lo mismo pero en sentido contrario y ellos sabían de nuestro inminente ataque. A decir verdad, el parecido fue extraordinariamente bien logrado… pero no se preocupe, desaparecimos la evidencia de nuestra equivocación.
 - Eso espero.
 - Con eso de que lo tiramos al mar y con lo de las pruebas de ADN positivas, ya es suficiente para cubrir nuestras espaldas.
 - ¿Pero y si aparece?
 - No creo que lo haga si sabe lo que le conviene.
 - Es un loco fanático…
 - Pero también demostró que piensa las cosas.

            Mientras se daba la previa conversación, en otra de las ciudades más importantes del mundo, un hombre rubio, afeitado, de ojos claros y vestido como un simple oficinista, ideaba un plan que cambiaría el mundo. Los lentes de contacto le molestaban, esa forma de vestirse no le sentaba bien, odiaba tener que haberse cortado el pelo y luego teñido. Pese a todo, proseguía consultando planos de importantes edificios, hablando con sus consejeros y demás. En pocos días los atacantes lamentarían lo que habían hecho.  


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