Reportaje #20 - Lucila Ruiu: “Yo siento que mi camino en la música recién empieza”


Hay una escena en la película ‘Begin Again’, en la que Keira Knightley está tocando un tema en un bar, acompañada solamente con su guitarra, y entremedio del público, Mark Ruffalo, un productor de música, la empieza a escuchar, hipnotizado, y se imagina simultáneamente cómo sería la canción si se le agregara el acompañamiento de más instrumentos. Esta película es uno de mis ‘dramedias’ preferidos y esa escena en particular la considero fantástica. Curiosamente, la canción principal de esa película se llama ‘Lost stars’ y ese fue el tema con el que Lucila Ruiu audicionó en vivo para La Voz Argentina en 2018.

 

Digo todo esto porque, claro, Lucila es la protagonista de este reportaje. Porque, supongo, en algún momento antes de publicar su primer álbum, ‘Diarios de Febrero’, hubo un productor que experimentó eso que Ruffalo actuó en esa escena. Y porque, sin dudas, hubo un antes y un después en la vida de Lucila después de haberle cantado a esas estrellas perdidas, en Telefé, nada menos que frente a Axel, Soledad Pastorutti, Tini Stoessel y Ricardo Montaner. Ella, sola con su guitarra y su voz, manejando una envidiable galaxia de notas y acordes.

 

Sus comienzos

 

Y como suelen darse este tipo de cosas, ese punto de inflexión, el encontrarse ahí, fue casi por azar. “La verdad es que fui al casting porque me enteré de casualidad, ni siquiera había visto la publicidad de La Voz, fue por una amiga que puso en sus historias que iba a ir y me dieron ganas”, comenta Lucila a Matias Dice Blog, en una entrevista hecha por videollamada. “Fui con cero expectativas, quedé, y desde ahí que todo cambió; porque hasta ese entonces yo subía mis videos a Instagram y todo, pero no tenía exposición, y después de La Voz todo eso cambió… y eso es el principio”.


Escuchá 'Over and sober'

 

Sí, el principio para las miles y miles de personas que la pudieron escuchar por primera vez. Pero su historia con la música se viene componiendo desde hace más tiempo. Lucila Ruiu tiene 20 años, estudia Diseño Gráfico en la Escuela Da Vinci de Arte Multimedial, y es oriunda de la ciudad de Victoria, en el partido bonaerense de San Fernando, en Argentina. Según ella, nació en una cuna musical, por la influencia de su papá y de su hermano a quienes definió como ‘enfermos de la música’. A sus siete años, pidió ir a clases de canto. Y a los once, le regalaron una guitarra. Cinco años después, ya empezaría a tocar en vivo en bares, acompañada por sus amigos. Y bueno, a los 18, ese principio que ya mencionamos.


 

Matias Dice (MD): ¿En qué momento te diste cuenta de que querías apostar por la música?

Lucila Ruiu (LR): Desde los 13 años, más o menos. A esa edad lloraba de las ganas que tenía de dedicarme alguna vez a eso, en serio. Escribía por qué lo quería, me dibujaba en un escenario, en un estadio. Desde chica me movía las venas la idea de ser una artista internacional o algo así. Y hoy en día sigo aspirando a eso, porque recién estoy empezando.

 

MD: ¿Qué significa la música para vos?

LR: Qué pregunta difícil. Igual, te la voy a complicar más diciéndote que depende del momento de mi vida. Creo que, cuando era chica, la música era como una forma para descubrir quién soy. Y ahí yo me dije que esto era realmente lo mío. La música me dio mucha identidad, me hizo conectarme conmigo. Después, cuando empecé a componer, la música claramente era vía de expresión, de transformar cualquier cosa, sea buena o mala, en algo hermoso como lo es una melodía. Porque, literalmente, es terapia, te desahogás en algo que podés tocar. Hoy en día, bah, el año pasado, que era cuando podía tocar más en vivo y eso, ahora no puedo porque cuarentena, fue un año más de conexión. Me conectaba con la gente a través de eso y con otros músicos también. No sé. Yo siento que pasé muchas cosas pero que mi camino recién empieza y que es algo que va evolucionando constantemente.


Escuchá 'Febrero'

 

Diarios de Febrero

 

Sin dudas, un camino musical que recién empieza y que, con tanto antecedente, apunta hacia un futuro más que prometedor. Sobre todo, teniendo en cuenta la publicación a finales del año pasado de su primer EP, ‘Diarios de Febrero’, cuyas canciones hemos desparramado a lo largo de este reportaje. Disco al que Lucila describió como un registro de su música que la motiva a seguir adelante y que le da “un poco más de solidez como artista”.

 

MD: ¿Con qué se puede encontrar en ese disco alguien que nunca escuchó a Lucila Ruiu?

LR: Con mucha tranquilidad, mucha sensibilidad, mucho sentimiento, con algo muy versátil. Creo que, dentro del folk, que es mi estilo, también tenés un poco de otros géneros como country, soul, blues.



La historia del primer álbum surgió como una respuesta a una necesidad irrefrenable que corre por las venas de Lucila, tanto, quizás, como su amor por la música: viajar. “Sinceramente, la desesperación por grabar, además de que tenía gente que estaba escuchándome y mirando lo que hacía, nació con el tema de viajar”, señala. “Siempre tengo esa necesidad de irme, de sacar un pasaje de ida y chau, pero antes de eso necesitaba también que mi música esté en el aire, que se pueda escuchar; obviamente, las cosas cambiaron, la pandemia no estaba en mis planes, y ahora siento esa necesidad de grabar de nuevo”.


Escuchá 'I don't love you'

 

El viaje, infaltable, después de ‘Diarios de Febrero’, fue a Cerdeña, Italia, a conocer a su ascendencia italiana. Porque, sorprendentemente (al menos para mí), el apellido Ruiu –que es, cuanto menos, llamativo, por su única consonante y sus tres vocales cerradas- es de origen italiano. En español, se pronuncia con acento en la primera ‘u’ y, en sardo, averígüenlo ustedes mismos.

 

Por otra parte, también tuvo mucho que ver el hecho de que se empezara a relacionar con el Open Folk (un proyecto y movimiento cultural que promueve y da visibilidad a la música folk). “Ahí di con Fede Petro, el creador de este lugar y productor de un montón de cosas, clickeamos una conexión musical re sarpada, y de repente estaba grabando mis primeras canciones a un nivel excelente, con gente muy grosa y profesional”, explica Lucila. “Empezó todo muy arriba y eso me motivó a seguir, a darme cuenta de que esto vale la pena; surgió todo gracias a muchas relaciones que se dieron, que agradezco mucho, y que me hacen ver que soy muy afortunada”.

 

A todo esto, volviendo a la analogía del primer párrafo, no sé si Fede Petro tuvo la misma visión que Mark Ruffalo en ‘Begin Again’, del piano, batería, violines y demás instrumentos tocándose solos, pero juguemos a pensar que sí.



MD: ¿En qué te inspiraste al momento de componer las canciones?

LR: Diarios de Febrero es medio como la bitácora de todo mi crecimiento. Hay temas que escribí a los 16 y hay un tema que lo escribí dos meses antes de grabarlo. Es como un rejunte de todos esos años. Por eso fue como el debut. Tiene mucho amor, romance, desamor, mucho de viajes. Es el caso de ‘Flower’, por ejemplo, que fue una experiencia muy mala que tuve en Nueva York. Yo me fui sola a Nueva York a los 17 años a estudiar inglés y me pasó que en una me re perdí. Fue una secuencia horrible, y todo porque yo me quise hacer la loca de la libertad. Entonces, hice como una analogía de toda esa situación, pero en una niña de cinco años, Flower, que quiere nadar, pero no sabe y por querer nadar y ser libre, va y se ahoga. Así que sí, también tiene mucho de crecimiento, de cambios, creo que hay un poco de eso.


Escuchá 'Flower'

 

Por supuesto, en ese crecimiento también jugaron ciertas figuras de la música en las que Lucila se ha inspirado y continúa haciéndolo, además de su familia. Por ejemplo, a los 13 años, estaba fanatizada con Taylor Swift, por su estilo de cantautora, su inocencia en las letras, “toda esa primera etapa de folk y country de Taylor Swift me inspiró mucho, porque me pasaban cosas que me resonaban también a mí por ese lado”. Años más tarde, escucharía a un artista que, según ella, lo cambió todo. Hablamos de John Mayer. “Hoy creo que no lo escucho tantísimo como antes, pero mi música tiene esa identidad; el cómo toco la guitarra fue gracias a intentar aprender sus canciones… todo, John Mayer me voló la cabeza”, añade Lucila. Actualmente, escucha más música indie, experimental, soul, “estoy mucho más con bandas como The 1975”.

 

Nueva York, el inglés y viajar

 

Si ya conocen la música de Lucila Ruiu, sabrán que gran parte de sus canciones las compone y canta en inglés. De acuerdo a sus palabras, esto se debe a que la mayor parte de la música que escucha es en ese idioma y, en consecuencia, le resulta más fácil componer in English. “Pero también escucho en castellano y me encanta; por ejemplo, cuando escribí ‘Mi flaco’, estaba muy metida con el folklore y la zamba, y creo que así pasa con todo”, dice.



MD: ¿Cuál es tu conexión con el inglés?

LR: Es como que mi cerebro es bilingüe, creo. Me gusta mucho el idioma. Exteriormente, por las relaciones que pude hacer a través del inglés. E interiormente, a nivel de expresarme, porque yo siempre escribí y leí en inglés. Muchas de las canciones me salen naturalmente en ese idioma, algo que no es tan bueno y estoy trabajando en eso. Tengo como el mismo nivel de peso de las dos lenguas, creo que ya no hay vuelta atrás y me encanta.


Escuchá 'Mi flaco'

 

Esa pasión por el inglés la llevó a realizar, en 2017, un viaje a Estados Unidos, a Nueva York, a perfeccionarse en ese idioma. Una experiencia que la marcó al cien por ciento. “Por primera vez fue conocer esa felicidad a nivel de ‘esto es lo que necesito hacer toda mi vida como propósito’; parece que deliro, pero fue como una cachetada en todo sentido, era no querer irme a dormir porque no quería que terminase el día, era despertarme bien manija a las 6am”, recuerda. Con eso, ya pudo tachar de su lista la nada desdeñable acción de cantar (a la gorra) en el Central Park, algo que no cualquiera puede jactarse de haber hecho.

 

MD: ¿Te gustaría poder vivir de la música en algún momento?

LR: Mi sueño máximo es viajar con la música. Mi esencia y mi propósito en esta vida es por ahí, eso lo tengo muy claro. Y sé que la música va conmigo adonde sea que vaya.

 

Una artista en cuarentena

 

Con una cuarentena que parece no tener fin, por lo menos, en la provincia de Buenos Aires, es evidente que la pandemia por el coronavirus ha afectado a todo el mundo. Y Lucila Ruiu no ha sido la excepción. Para ella, lo que comenzó siendo una etapa en la que pensaba, optimista, que iba a ser una oportunidad para ver nacer mucho arte, se tornó en un bloqueo creativo. Algo que seguramente hayan experimentado muchos otros artistas. Por suerte, ya superó esa curva. Y para bien. Ya que promete nuevas sorpresas dentro de poco para sus seguidores y, lo mejor, volvió a componer. Para ella, la música durante los días de confinamiento es como “un escape sano de la locura”. Y añade: “La puerta que no puedo abrir para salir de mi casa, la abro con la música”. Una definición maravillosa.

 

MD: Ahora con la cuarentena, para bien o para mal, lo digital pasó más a un primer plano. ¿Cómo te manejás vos con la relación con el público y las redes sociales?

LR: Me cuesta mucho la virtualidad, la verdad, la constancia en la red social. A mí me encanta subirme a un escenario como a cualquier artista, brillar con lo que me gusta hacer y tener un feedback. Pero me doy cuenta de que, en el mundo digital, medio que todo te exige una urgencia, una constancia, de estar todo el tiempo mostrándote, algo que a mí me cuesta un montón. O sea, me gusta mucho mi caparazón. Y me encanta, por ahí, desaparecer por dos semanas, y sé que eso no va de la mano con lo que quiero hacer, entonces me cuesta. Pero estoy en eso, trabajándolo, y aprendiendo a respetar mis tiempos.



MD: ¿Pensaste alguna vez que ibas a llegar adonde estás ahora, que hay miles de personas que te siguen?

LR: No, para nada. Aunque creo que en mi cerebro sí estaba esperando que alguien, que no conozco, conozca mi música. Antes, siempre cantaba para mi círculo de conocidos, familiares y amigos, y siempre soñaba con eso, con que una persona que no me conociese, se sintiera tocada por un tema mío. No sé si es que lo presentía, pero lo soñaba tanto que, capaz, por eso, me era familiar.

 

Quizás ese presentimiento tenga que ver con uno de sus pasatiempos: la astrología y el tarot. Un misticismo que la lleva a considerarse, entre risas, “como una bruja en preparación”. Por otra parte, cuando no está con eso, ni escribiendo canciones, ni tocando, ocupa su tiempo libre charlando con sus amistades. “Soy una persona muy sociable, aunque con mi caparazón, pero si tengo un tiempito siempre trato de alimentarme de mis relaciones, creo que eso es lo principal”, asegura. También tiene un pasado con la raqueta de tenis, deporte que le gustaría volver a practicar. Estudia Diseño Gráfico porque le gustaría algún día diseñar tapas de discos y libros. Y, en su currículum laboral, ha sido encargada de barra en algunos bares de zona norte. ¿Quién no quisiera que Lucila Ruiu le tire una birra o le prepare un trago?

 

Escuchá 'Callie'


Y, para terminar, anticipándose a la pregunta obligatoria de este blog de si le gusta leer, nuestra entrevistada mencionó a la lectura como otro de sus hobbies. “Los tengo acá a mis libros”, dice, mientras los empieza a mostrar, estirándose para agarrarlos de un estante fuera de cámara. ¿Su libro favorito? ‘Just Kids’ (en español, ‘Éramos unos niños’), de Patti Smith, “que me voló la cabeza”. Acto seguido mencionó otras obras de literatura feminista como: ‘Outrageous acts and everyday rebellions’ (en español, ‘Actos escandalosos y rebeldías cotidianas’), de Gloria Steinem; y el que está leyendo ahora que es ‘Mujeres que corren con los lobos’, de Clarissa Pinkola Estés, “un libro que todavía no terminé pero que lo considero como la Biblia y pienso que toda mujer debería leerlo”. Además, otro libro que también le gustó mucho fue ‘Why I’m no longer talking to white people about race’ (en español, ‘Por qué ya no estoy hablando con personas blancas sobre la raza’), de Reni Eddo-Lodge. “Este habla más sobre el racismo, pero también es muy copado”, indica Lucila.



Muchos libros para agregar a nuestra eterna lista de pendientes, eso está claro. Mientras tanto, seguiremos leyendo con ‘Diarios de Febrero’ en la lista de reproducción, sonando de fondo; y esperando las novedades musicales de esta cantautora argentina de 20 años que, sin dudas, seguirá viajando y deleitándonos con su voz, su guitarra, y todo el mundo por delante.

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