Nolite te bastardes carborundorum



No dejes que los bastardos te dobleguen. No dejes que los bastardos te machaquen, que te hagan polvo, que te opriman, que te aplasten. Cuanto más busco sinónimos de la traducción de esa frase, más encuentro. Si ya leíste la novela o si viste la serie, seguro ya habrás adivinado qué libro les traje para analizar hoy. Y si no lo leíste todavía, es una gran manera de comenzar esta reseña/recomendación. Porque sí, ‘El cuento de la criada’ es genial. Y que no te lo cuenten, eh, con la serie no alcanza, andá y leé el libro.


Esta novela distópica fue publicada por Margaret Atwood en 1985. Cuenta la historia de una mujer de la cual desconocemos su nombre real y que cuenta en primera persona, casi a modo de diario, todo lo que le va pasando en la República de Gilead. Así rebautizan unos políticos teócratas a Estados Unidos, después de instaurar un nuevo orden gubernamental a raíz de que, supuestamente, el terrorismo islámico asesinara al presidente democrático. Lo maravilloso es que el libro fue escrito en 1985, ni siquiera había sucedido el atentado del 11 de Septiembre.

La trama de la novela gira en torno a una nueva sociedad en la que, para combatir al enemigo externo (y desde una perspectiva fanáticamente religiosa), se disminuyen las libertades y los derechos civiles. Y especialmente se perjudica a las mujeres, que son divididas en castas, cada una con un solo objetivo distinto. En este rompecabezas, las criadas pasan a tener casi el mismo valor que los animales, siendo su fin último el de procrear. Así, en casi todos los hogares las familias tienen una criada y su dueño la usa para alcanzar el nivel de nacimientos deseados por el régimen.

Confieso que a mí me dieron ganas de leerlo a raíz de que es una obra muy mencionada por el movimiento feminista que está en auge. E investigando un poco más, es sumamente interesante ver el recurrente acercamiento que hace la autora a este tema en sus novelas. Sobre todo, teniendo en cuenta que muchas veces no le gusta que tilden su obra de ‘feminista’. “Siempre quiero saber a lo que la gente hace referencia con esa palabra; hay gente que la usa despectivamente, otras personas la usan de forma muy positiva, otras la usan en un sentido general, y otras en un sentido más específico, entonces, para contestar esa pregunta, tenés que preguntarle a cada persona a qué se refieren con el término”, dijo Atwood en abril de 2017 a Los Angeles Times.

Volviendo a la novela, el comienzo es sumamente prometedor. Que esté escrito en primera persona y que el personaje al principio no revele demasiado de cómo llegó a la situación en la que está, te da una sensación de aventurarte a lo desconocido. Algo que me encanta. Al comienzo, sin yo tener nada a lo que atenerme (porque sigo sin haber visto la serie), se alcanza a vislumbrar que algo está mal pero la narración no ofrece una explicación fehaciente de qué es lo que está sucediendo. Eso, confieso otra vez, me desesperó y descolocó bastante. Sin embargo, reconozco que como técnica para crear suspenso e incertidumbre, conmigo funcionó de maravilla.

Con el pasar de las páginas, siempre desde la mirada de la protagonista (una utilización excelente de la primera persona), se van descubriendo a cuentagotas distintos detalles de una sociedad distópica en la que las mujeres perdieron la libertad. Esa forma de ir revelándolo poco a poco, si al principio me resultó irritante, después ya le agarré el gustito. Gradualmente van apareciendo cosas que, no solo hacen al marco espacio-temporal de la novela, sino que también ayudan a entrever cómo piensa Offred, una mujer que vivió la libertad que todos conocemos y después fue sometida al nuevo régimen. Hago esta aclaración porque para las mujeres que nacieron con el nuevo orden social, todo eso que vivían era absolutamente normal, algo que la autora se preocupa por aclarar varias veces. Algo que puede transferirse al análisis de cualquier derecho ganado por las mujeres a lo largo de la historia.

No obstante, si bien me gustó mucho, debo dejar hechas mis objeciones. El hecho de que Atwood no utilice comillas para muchos de los diálogos (no me importa el porqué) me sacó de quicio. Eso, sumado a los constantes flashbacks hizo que, por momentos, perdiera la noción de en qué momento real de la historia estaba, generándome mucha confusión. Y, por último, hay cosas que me parece que quedan sin explicar y hay que terminar infiriendo demasiado. Aunque creo que todo esto se contrarresta con la corta extensión de los capítulos y la intriga que se genera alrededor de la historia. Creo que hay un cierto balance.

En conclusión, es una novela interesantísima tanto desde el lado literario como el social. A mí, que tanto me gustan las distopías, me vino al pelo. Es un libro que se lee rápido una vez que te engancha y que, si bien puede ser confuso por momentos, tiene una trama más que interesante. Lo que sí, comienza como termina: en misterio.

Una frase: “Madre, creo. Donde sea que estés. ¿Podés escucharme? Querías una cultura de mujeres. Bueno, ahora hay una. No es lo que querías, pero existe. Sé agradecida por los pequeños favores”.

Mi calificación para el libro: 4 estrellas.

Otras novelas distópicas analizadas en #MatiasDiceBlog:

- 'El año del desierto', de Pedro Mairal. Este libro fue uno de los que entró en la lista de 'Mis mejores lecturas de 2018'.

Comentarios

Entradas populares