Lo bien que jugó Brindisi “Por el andarivel del 8”
Como ya dije una vez, comentando la supuesta autobiografía de Martín Palermo, los libros con las historias de vida de los futbolistas no me llaman demasiado la atención. No tengo una necesidad impetuosa de ir especialmente a una librería a comprarlos, como sí me pasa con otros títulos. Y este caso no es la excepción, porque fue casi de casualidad que coincidí hace varios meses en la Feria del Libro de Pilar con Miguel Ángel Brindisi, Rodolfo Chisleanschi y Diego Cagna. Estaban presentando la biografía del mismo Brindisi, “Por el andarivel del 8”. Y, déjenme decirles, es una joya.
El libro tiene su principal atractivo en su simpleza. Si bien son casi 50 años de vida futbolística de, para muchos, el mejor 8 de la historia del fútbol argentino resumidos en menos de 200 páginas; es de ágil lectura y se logra, a mi juicio, una conexión especial con el lector. De repente te están contando una seguidilla de anécdotas de todo tipo, relacionadas al mundo del fútbol, y te las están contando bien. Hay gente que simplemente tiene ese don. Sí, ya sé, es solo fútbol, pero acá tanto Brindisi como Chisleanschi logran empardar un sentimiento, vivencias e historias, y plasmarlo en las páginas de una manera excelente.
Como bien adelanta el autor en la contratapa, no se trata de una biografía tradicional. Está llena de saltos en el tiempo, de memoria, anécdotas (algunas tan locas que tienen que ser ciertas). Aún sin estar en primera persona, un recurso que mal utilizado puede llevar al desastre, se alcanza una cercanía muy bien lograda con el protagonista. Algo que, supongo, es el objetivo de la obra. Más allá de contar su historia futbolística y personal, cautivar al lector es siempre el fin último. “Por el andarivel del 8” se corre bien en ese sentido.
Ya desde los prólogos, a cargo de Enrique Wolff, Silvio Marzolini, Diego Cagna, y del presidente del Club Unión Deportiva Las Palmas de España (donde Brindisi es ídolo), que se presiente que la historia viene buena. Después la sospecha se termina confirmando. Con un lenguaje vivaz y fresco, que retrata a la perfección otros tiempos del fútbol argentino, la historia de Brindisi se impone. Desde el pibe de Parque Patricios, apodado “Bife”, que ayudaba en la carnicería de su papá, hasta el director técnico. Pasando por el jugador profesional que dejó su marca en Huracán, Boca, Racing, el fútbol europeo, la selección...
La anécdota que me quedó grabada en la mente (y que marqué doblando la punta superior de la página, porque soy de los que hacen eso antes de subrayar o resaltar un libro) ocurre en el 2010, con el Brindisi ya director técnico viajando en taxi. Empiezan a hablar de Huracán con el tachero y Brindisi le menciona que para él el mejor centrodelantero que tuvo el club jamás llegó a primera. “Se llamaba Manzioni y a mí me corrieron de 8 porque él era mucho más centrodelantero que yo”, cuenta el protagonista.
Y la historia sigue. “El tachero tiró entonces el auto a la derecha, frenó, se dio vuelta y con la más amplia de las sonrisas le extendió la mano; ahí estaba, al volante de aquel taxi que la fortuna había hecho pasar por la puerta de la casa del entonces entrenador del Globo, el Loco Carlitos Manzioni, el primero de los tantos Locos con quienes Brindisi convivió a lo largo de su trayectoria”. Es algo fantástico, díganme si no.
En fin, no hay mucho para criticarle a esta biografía. Tiene la extensión justa, está bien llevada. El estilo que le supo imprimir Chisleanschi suma mucho. Y eso, amalgamado con las jugosas historias que tiene Brindisi para contar, hacen un libro muy bueno. Es una obra que no aspira a mucho, solo a contar de forma original la historia de un futbolista de amplia trayectoria, pero que supera con creces su premisa. Sumamente recomendable.
Mi calificación para el libro: 4 estrellas. Muy bueno. Cortito y al pie, un ‘tocá y andá a buscar’ entre páginas impecable.
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