Me siguen llegando gacetillas
Mi nombre
es Matías Mestas, tengo 26 años, y soy oriundo del glorioso barrio porteño de
Caballito, en Buenos Aires, Argentina. Esa es la frase. Con esas palabras me presenté
las primeras clases del Máster que estoy haciendo en Madrid, hasta me grabé
diciéndolas para una de ellas. Incluso es la frase que vengo usando para
cuando, en radio, el operador técnico tiene que adecuar los potenciómetros del
micrófono a mi voz. Y sí, seguro hay varios profesores que no saben mi nombre,
pero se acuerdan de dónde nací. Pero ‘analicemos la frase’ como diría el gran
Marcos Mundstock de los Les Luthiers.
Digo esto
porque, sin dudas, para los que me conocen del otro lado del charco (o sea,
ahora eso vendría a ser Argentina), puede tratarse de una frase apócrifa. Un
problema de orígenes que ya tenía incluso en territorio argentino y que, en
Madrid, es algo más complejo de explicar. Por eso escribo esto, para que
quienes me conozcan por estos pagos españoles puedan profundizar la compleja
teoría de conocerme. Así los mando directamente a este post, a ‘Me siguen
llegando gacetillas’. Que ya voy a explicar más adelante por qué se llama así.
Verán, yo
nací en el glorioso barrio porteño de Caballito, en la Ciudad de Buenos Aires.
Eso es innegable. Soy porteño. Pero a los siete años me mudé a lo que en ese
momento todavía era campo, a Pilar. Y viví ahí hasta mis 26 años, hasta que me
vine a España. Por lo que, haciendo números, viví más años en Pilar que en Caballito.
Esa es la cuestión. Porque, claro, el porteño piensa ‘este dice que es porteño
pero vivió siempre en Pilar’, y por otro lado, el pilarense, ‘este se viene a
hacer el pilarense y es de Capital’. Una polémica constante. Porque el
pilarense de verdad, el del pueblo, es orgulloso. Si no sos NyC (léase, ‘Nacido
y Criado’), sos la peste. Y, al mismo tiempo, habiendo vivido tanto tiempo en
el conurbano, no sé si sigo compitiendo en las grandes ligas del porteñismo.
Por lo
tanto, podemos concluir que soy porteño de nacimiento y pilarense por adopción.
Y ya está. Pero imagínense tratar de explicarle todo esto a un español que
tiene a Buenos Aires allá, como algo sumamente alejado. Y encima, agregarle el
condimento de Pilar. ¿Zona norte del Gran Buenos Aires? ¿Qué es eso? Por eso
digo nomás, y sin faltar a la verdad, que soy oriundo del glorioso barrio
porteño de Caballito. “No recuerdo tu nombre, pero sí que eres del barrio de
Caballito”, me dijo un profesor la semana pasada. Misión cumplida, señores.
Para terminar,
retomando esto de que más de la mitad de mi vida se escribe en pilarense, aún
quedan los resabios. Evidentemente hay lazos familiares, de amistad, de ‘recuerdo
con nostalgia tus calles polvorientas, apenas alumbradas con titilante luz’ (como
reza la Zamba Señora del Pilar), lazos que son inquebrantables, a los que los
más de 10 mil kilómetros de distancia no pueden hacer mella. No obstante, de lo
que tampoco me puedo despegar, al parecer, es de las gacetillas de prensa de la
Municipalidad, que me siguen llegando. Como si nada hubiera cambiado, como si
este humilde servidor siguiera allí, salvo que ya estoy más cerca de la Virgen
del Pilar, en Zaragoza, que de su hermana bonaerense.
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