La detective feminista otra vez encendida con una historia que es ‘Fuego’
Es la
segunda novela que leo de Sara Paretsky y descubro que me gusta un poco más. No
sé qué opinaré si alguna vez llego a completar las 20 partes de la serie de su
detective feminista estrella Vic Warshawski, pero por ahora las esperanzas se
mantienen altas. En ‘Fuego’, la autora se mete más de lleno en problemáticas
sociales, como la pobreza del sur de Chicago, mientras continúa enarbolando el
misterio y la acción que parecen perseguir a su protagonista. De hecho, desde
el comienzo se siente el fuego y la adrenalina.
Esta
vuelta, en lo que es la 12da parte de su serie (publicada en 2005), Warshawski
se ve prácticamente forzada a regresar a South Chicago, el barrio donde nació.
Ya como una detective de consumada trayectoria, Vic se encuentra con el desafío
sorpresivo de tener que ser la entrenadora del equipo de básquet femenino de su
vieja escuela. La relación con las adolescentes que lo integran la llevará a
inmiscuirse en distintos temas que son una constante allí: las drogas, la
delincuencia, el fracaso escolar, el abandono, el embarazo adolescente, el
desempleo, etc. Mientras atiende esto, la corrupción y el poder inescrupuloso
de una familia empresaria rica de Chicago será el otro gran problema a
resolver. La conjugación de estas dos vertientes es lo que condimenta esta
historia. Y la narrativa de Paretsky parece no tener inconvenientes para
hacerlo de buena manera.
Como ya señalé en mi reseña de ‘Marcas de fuego’, otra de las aventuras de la detective feminista, la autora maneja bien el arte de la construcción y descripción de
personajes, así como también el desarrollo de la trama. A veces la historia
parece que se complica demasiado, pero luego todo tiene su correcta y acertada
explicación (con algunas excepciones); algo que mantiene al lector enganchado,
con ganas de saber cómo se desenvolverá todo.
Lo que sí
resulta medio confuso, y justo tiene que ver con la trama, es el comienzo.
Porque la historia en sí recién empieza por la mitad del libro y la primera
parte es un flashback. Una audaz decisión de Paretsky que le pone la cara del
dios romano Jano a esa etapa del libro. Es decir, por un lado, el recurso es genial,
porque va a los bifes ya en las primeras páginas; por el otro, cuesta un tiempo
agarrarle el hilo al argumento. Una vez que se salva esa distancia, el quilombo
cobra sentido y las tinieblas se aclaran.
Al
calificar la novela anterior que leí de ella, afirmé que había que haber vivido
en Chicago para disfrutarla más. Creo que en ‘Fuego’ eso no hace falta. Al
agregarle la conexión con las jóvenes del equipo de básquet, la narración suma
un costado más humano y emocional que suma (quizás no al nivel de un Khaled Hosseini, pero suficiente para una novela policial).
Otro punto
a favor más es que hay un par de personajes que se repiten del universo
Paretsky y uno parece ya conocerlos. Algo que supongo es consecuencia del gran
desarrollo que hace la autora de sus personajes. El viejo Contreras, por
ejemplo, el vecino del piso de abajo de la detective.
En fin, una
novela muy buena, por tiempos confusa, pero que es una excelente opción si
están a la búsqueda de una historia de detectives con todas las letras. Seguro
que más adelante retomaremos con alguna de las aventuras de Victoria Iphigenia
Warshawski. Vale la pena.
Mi
calificación para el libro: 4 estrellitas.
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