Yo, Matías



Sí, es seguro que pensarán que ya mi primer post es un plagio del título de la famosa caricatura "Yo, Matías", pero esto no es más que pura coincidencia. Me podría llamar Juan o Roberto y el objetivo de este primer post no variaría salvo por la cantidad de letras que componen esos nombres.
Lo que quiero hacer ver a la gente es que en la vida se van a encontrar, muy probablemente, con gente de nombres comunes, que tienden a ser repetitivos en la extensa lista de conocidos sociales de cada uno. Ejemplos de estos serían: (los ya citados) Matías, Juan, Roberto, y también otros como Pablo, Lucas, y demás. No me quiero explayar mucho en la lista, porque ustedes me imagino sabrán de qué personas estoy hablando. (Saltando un ratito completamente de tema, que raro que varios nombres comunes vengan de la Biblia ¿no les parece?)
Retomando, es común que cuando el nombre de pila es repetido en personas conocidas de uno, se los llame a ellos por el apellido. Está bien, es una forma de organizarse la mente. Pero, en mi caso, y supongo, que también en el de muchos otros, que amigos cercanos nos llamen por el apellido es vergonzoso. Somos iguales a los demás, merecemos ser llamados por nuestros respectivos nombres, lo del apellido está bien pero para ámbitos más formales, de trabajo o académicos.
Sí, parece un tema de muy poca importancia, pero al fin y al cabo, para los que pasamos por esto día a día, se hace necesaria la queja, nada malo, es solo una crítica constructiva.
Así que si tienen amigos o conocidos a los que llaman por el apellido (o incluso con una variante del mismo) consideren empezar a llamarlos por el nombre, o por una variante del nombre. Los apodos nunca vienen mal, si son bien intencionados. Por ahí a algunos no les cambie en mucho, pero les puedo asegurar que, la gente como yo se va a sentir un poco mejor, y ergo, les va a alegrar una pequeña porción del día.


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