El auto, santuario de insultos



O en lenguaje popular, "puteadas". Nadie en su sano juicio puede evitar que se le escape alguna palabra fuera de tono al estar manejando y presenciar ciertos deslices en la calidad de manejo de otro conductor. En especial si estamos solos en el auto, hecho que nos da la sensación de ser más libres y a la vez estar en control de una máquina enorme, ergo nos sentimos poderosos.
Esto no es solo de algunos pocos, sino que es una conducta que se repite en varias personas. ¿La razón? En primer lugar, putear a solas en el auto creo que es una manera de hacer catarsis con uno mismo, descargar la ira o el enojo que cada persona pueda ir acumulando... total el destinatario de los insultos no los va a escuchar (salvo que tenga poderes telepáticos). Y otro punto es que esas situaciones son probablemente momentos en que no estamos en el control de las cosas y justamente nos sentimos así, desamparados, quiero decir que nosotros podemos estar manejando totalmente bien pero puede haber algún descerebrado que no tenga la más mínima idea de la ley de tránsito y se mande una falta (o cagada) que nos pueda llegar a involucrar a nosotros de una forma u otra. Por ejemplo: estamos manejando por la autopista por el carril del medio y un genio del de la izquierda se pasa adelante nuestro sin la noción de la existencia de la luz de giro o el guiño, como quieran llamarlo. En esa situación no estamos en control de la situación, y lo que es más, tenemos que adaptarnos a ella. Ese proceso de adaptación conlleva una sumatoria de habilidad al volante + putear + bocinazo.
Así que no se sientan mal al insultar (una recomendación bastante errónea si se saca de contexto), es algo perfectamente natural en los conductores, y más aun cuando el ambiente por los cuales se transita son caóticos. Ahora, si somos nosotros los destinatarios de los insultos, lo mejor es no entrar en esa cadena de ida y vuelta porque ahí sí que nos puede llegar a perjudicar en algún sentido, hacer como si no los escucháramos sigue siendo la mejor estrategia de defensa. Hay que analizar la situación, hasta por ahí el otro tenga razón en sus reclamos, capaz no, pero la contestación no es necesaria, eso queda en cada uno. Recuerden que a veces huir no es de cobarde sino de ser inteligente. Todo está en evaluar si lo vale o no, la respuesta casi siempre va a ser que no, porque al fin y al cabo las peleas no resuelven nada, de última imponen la voluntad de uno sobre otro, pero el conflicto sigue estando. Eso para las discusiones al volante, el intercambio de puteadas, si el otro se baja del auto con intención de boxear, probablemente lo más inteligente sea acelerar, pelear a las piñas por algo es un pensamiento que se retrae a la edad de piedra.
En síntesis, ahogarse las puteadas al estar en el auto puede ser educado, pero es contraproducente contra uno mismo, porque lo mejor es la catarsis en estos casos. Y si no quiere decir tantas malas palabras siempre existen variaciones, que por ahí suenan más de la high society pero tienen la misma acepción. No obstante, no hay de qué avergonzarse, ya que seguro si pusiéramos a San Pedro o algún otro santo a manejar por las calles del microcentro a la hora pico, no hay dudas que un "tarado" o un "boludo" podría llegar a salir de su boca.  


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