Por qué escribo y por qué vos también deberías



“Desde muy temprana edad, tal vez cuando tenía cinco o seis años, supe que al crecer me convertiría en escritor. Entre los dieciséis y veinticuatro años traté de abandonar esta idea, pero con la conciencia de que traicionaba mi verdadera naturaleza y que, tarde o temprano, tendría que ponerme a escribir libros”. Así empieza George Orwell su ensayo ‘Por qué escribo’ (1946) y me pareció una excelente manera de comenzar el texto de hoy. ¿Alguna vez te preguntaste por qué escribís? Ahí radica el motor que te puede impulsar a seguir escribiendo cuando no tenés ganas o cuando no se te ocurre qué pensamiento traducir en palabras. Preguntate ‘¿Por qué escribo?’ como yo estoy haciendo ahora y abrile la puerta a la creatividad.


Elegí esa frase de Orwell porque, en algún punto, me identifica. Justo ayer le contaba a un amigo sobre cómo llegué al periodismo. No fue por una gran causa noble en defensa de la libertad de expresión ni nada de eso (algo de eso llegó después, con el tiempo); sino que fue porque necesitaba algo en lo que poder expresar mi gusto por escribir, por contar historias, y que me diera dinero hasta pegarla con algún best-seller. También elegí esa frase de Orwell porque es un buen recurso comenzar así un texto, llama más la atención. Las frases célebres también pueden servir como disparador de ideas sobre algún tema. Anoten eso.

Yo escribo por varias razones. Porque es la manera en la que me expreso mejor y más libremente. Porque es un camino que me permite jugar con mi propia imaginación y llegar a lugares a los que, de otra manera, no llegaría. Escribo también porque las palabras son, hasta ahora, mi mejor compañía permanente. Por eso es que recomiendo siempre tener a mano algo en donde escribir (desde las notas del celular hasta un diario personal, o incluso un pen-friend). Escribo porque es una forma de ver el mundo de otra manera, de estar atento, de encontrar historias geniales donde sea. Los cafés de barrio, por ejemplo, son una fuente de inspiración constante. Una vez leí que la enorme Loreto Sesma dijo que los lugares que más la inspiraban eran aquellos que tenían movimiento de gente, como las estaciones de trenes. Y sí, siempre sí.

Construir el hábito de la escritura es una pieza clave. Y eso implica también encontrarle el arte a combatir los bloqueos creativos.


Por otra parte, escribo porque me gusta, porque lo disfruto, porque me relaja. Porque mucha gente me ha dicho que le gusta leer lo que escribo. ¿Y por qué privarles de eso, no? Esa gente es la misma que dentro de algunos años va a tener una novela mía en sus bibliotecas. Porque ese es el otro factor clave, creérsela un poco. Creer en uno mismo y encontrar a esas personas que te motiven a seguir escribiendo. Porque, en palabras de Ray Bradbury, “cantidad produce calidad”. Construir el hábito de la escritura es una pieza clave. Y eso implica también encontrarle el arte a combatir los bloqueos creativos (leé mis '5 tips para cuando te achaca el bloqueo creativo'). 

Pero volvamos al principio. Ya hablamos de por qué escribo. Ahora recapitulemos para tener en claro por qué vos también deberías. Y es por varias razones: escribir es una manera excelente para expresarte, para conectar con vos mismo y con otras personas; escribir es compartir, si ya a una persona le gusta lo que escribís, pensá que ya estás alegrándole un poquito la vida a alguien, o dándole a conocer algo que no conocía hasta ese momento; escribir puede ser una forma de descubrirte y de descubrir el mundo que te rodea. En fin, escribir puede mejorarte la vida y hacértela más llevadera. Hasta quizás, algún día, quién te dice, pegarla con un best-seller.

¿Y vos qué escribiste hoy? ¿Te gustarían más consejos sobre el mágico mundo de la escritura creativa?

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