‘Los siete locos’: Arlt le pone excelencia a la locura



Escrita en 1929, ‘Los siete locos’ de Roberto Arlt es una especie de parodia que critica a la sociedad argentina de los años ’20. Asombrosamente, mucho de la novela se puede seguir aplicando a la realidad actual. Una historia en la que la línea argumental no es lo más importante, y hasta por momentos se pierde, pero en la que su bagaje sociológico, filosófico y hasta psicológico, te dejan loco, pidiendo más. Te vuela la cabeza, y está bien.


Anterior a ésta, de Arlt yo solamente había leído sus ‘Aguafuertes porteñas’ y me encantaron. No obstante, debo decir que es en la ficción donde volcó su talento por completo. O, por lo menos, así lo demuestra en los ‘Los siete locos’. Un libro lleno de ironías que, mediante la parodia y la exageración, describe con crudeza las dificultades de vivir en Buenos Aires en aquellos años, sobre todo para la gente de bajos recursos; su alienación social y psicológica. Asimismo, describe lo apasionante y terrible que pueden ser los avances tecnológicos para la modernidad. Y en el medio de todo eso, siete locos que pretenden iniciar una revolución financiada mediante la explotación de prostíbulos. Una crítica fascinante al capitalismo y la pequeñez en la que puede dejar al ser humano.

Arlt no era muy admirado en su época porque la alta alcurnia literaria e intelectual del momento aseguraba que escribía mal, considerando sus escritos como algo vulgar y sin estilo. Cortázar, por su parte, era admirador confeso. Así lo afirma el autor de ‘Rayuela’ en el prefacio que escribió para las ‘Obras completas de Roberto Arlt’: “Hablando de edad, pienso que Arlt me precedió en la vida por catorce años, y que yo lo he sucedido a lo largo de treinta y ocho; su brusca muerte en 1942 es como un irreparable escándalo en un país que no puede jactarse de tantos escritores como a veces pretende, y en todo caso yo me siento injustamente afortunado por haber vivido todo ese tiempo que le faltó a Arlt, sin hablar de tantas otras cosas que también le faltaron”.

En ‘Los siete locos’, Arlt demuestra que no hacen falta firuletes en la escritura para sobresalir en la literatura. No hace falta limitarse a lo socialmente aceptado para tener éxito. No, un rebelde como Arlt aprovecha una novela para hacer ver que en la sociedad, aunque no lo quieras ver, hay un montón de gente que está al filo de la locura. Sobre todo la gente pobre, que debe lidiar con la falta de educación, violaciones, prostitución, maltrato infantil, desesperanza, angustia, depresión, violencia, homicidios, locura… Y esto, tan terrible, también cae por su propio peso para el otro lado; esa otra parte de la sociedad, la ‘civilizada’, está a un paso de sentirse superior y reducir a los inferiores a la esclavitud. O liquidarlos. Algo que hace pensar, en 1929, si el Astrólogo, uno de los personajes de la novela, no fue un precursor literario del nazismo.

También le pega a la religión, aludiendo que aquel que encuentre la mentira que necesite la multitud será el rey del mundo. Con un plan de dominio que, básicamente, era una minoría inteligente (de la ciencia) que se imponía sobre una mayoría ignorante (de la religión), con el dinero para llevar todo a cabo proveniente de la industria y de los prostíbulos. Y como factor clave para dominar a esa mayoría: inventarles un dios. “Nos dirigiremos en especial a las juventudes, porque son más estúpidas y entusiastas; les prometeremos el imperio del mundo y del amor… les prometeremos todo… ¿Me comprende usted?... y les daremos uniformes vistosos, túnicas esplendentes… capacetes con plumajes de variados colores…pedrerías… grados de iniciación con nombres hermosos y jerarquías… y allá en la montaña levantaremos el templo de cartón (…)”, reza un fragmento de la novela.

En fin, de una forma simple, Arlt logra plasmar una idea sumamente profunda y compleja, a medida que va haciendo avanzar una trama que es totalmente secundaria a los fines. En algún punto me hizo acordar a Dostoievski, por toda la carga filosófica y sociológica de la historia. Una gran obra que vale mucho la pena leer y que te deja esperando ver cómo ese grupo de locos va a salir a dominar el mundo. Menos mal que hay una secuela: ‘Los lanzallamas’.

Mi calificación para el libro: 5 estrellitas.

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