Discombobulated al volante
Discombobulated significa confundido, desconcertado, trastornado, perturbado. Es una nueva palabra que aprendí acá durante mi viaje, viendo la película de baseball '42', que cuenta la historia de Jackie Robinson, el primer jugador de baseball negro de la MLB. Así de discombobulated nos tienen los gringos al volante.
No es de prejuicioso ni nada, pero hay algunas personas que no deberían estar manejando con lo grandes y poderosos que son los autos acá en el gran país del norte. Tanto en Virginia como en San Antonio, si bien las leyes de tránsito son muy claras y se hacen respetar, hay algunos locales que son demasiado lerdos para ciertas cosas.
Por ejemplo, dejan mucho espacio entre auto y auto en los semáforos y para estacionar, manejan mirando el celular, van muy lento, frenan más de la cuenta... En definitiva, que tengas el auto más grande no garantiza que sepas manejar bien. Y supongo que al ser solo dos pedales, no le prestan la atención debida al manejo. Yo prefiero mil veces el embrague y sentirme en control del vehículo. Pero sobre gustos no hay nada escrito. Veremos en San Diego cuando me toque alquilar un auto.
Volviendo al espacio que dejan entre auto y auto (aunque no todos), lo máximo que vi fue como de un auto y medio. Se podría construir un castillo en ese lugar que dejan desocupado y a partir de ahí un imperio. Y lo que es peor, al ser sumamente respetuosos de los reglamentos el resto no suele poder sobrepasarlos por otro carril. Así se arman filas larguísimas que sacan de quicio a cualquiera. Todavía no sé por qué manejan así. Claramente, estoy discombobulated. Al mango.
Y todo eso es inversamente proporcional a lo estricta que es la policía haciendo respetar esas leyes de tránsito. Uno pensaría que si manejan así, la policía sería igual de rara. Pero no. Ponés un punto en vez de una coma y te llega una multa. Es tremendo. En Washington DC, por ejemplo, las fotomultas están a la orden del día. En otras partes tenés que tener cuidado al ver a los patrulleros, porque te excedés una milla de la velocidad máxima de ese lugar y bum, 250 dólares de multa. Y andá a llorarle a Magoya.
Para terminar, párrafo aparte para la cantidad de señales de tránsito que existen por acá. Hay carriles que solo podés usar para girar a la izquierda o a la derecha, algo que los argentinos no sabrían respetar. El argentino promedio probablemente se adelantaría a todos los gringos por el carril adyacente para no hacer la fila. Lo mismo con algunos semáforos en los que te permiten doblar en rojo si no viene nadie. La magia de los carteles de stop (que si los hay en Argentina son puramente decorativos). Lo mismo con los de 'yield', esos triángulos rojos y blancos que te ordenan ceder el paso. El respeto al peatón. La superpoblación de autopistas. El hecho de que manejar sea algo civilizado y no ley de la jungla como es en Buenos Aires o Pilar, qué sé yo. A este nivel de discombobulated.
Uno le puede criticar mil cosas a los yankees por cómo manejan. Pero que tratan de seguir el reglamento a rajatabla, aún cuando quizás están andando solos en la ruta a las tres de la mañana, es una noble y solemne verdad. Que no manejen en Baires nomás, porque se infartan.
Comentarios
Publicar un comentario