Yo nací un miércoles a las 18.30: Un repaso histórico

Yo nací un miércoles a las 18.30, en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina. Quien me haya conocido en España, sabrá que soy oriundo del glorioso barrio porteño de Caballito. Aunque existen unos errados biógrafos que argumentan que, en realidad, soy de Pilar, provincia de Buenos Aires. En algún punto, las dos respuestas son correctas. Pero hoy, aquí, vengo a decir que nací, exactamente, 237 años después que el célebre compositor austríaco Johannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus Mozart. Que nací un miércoles 27 de enero de 1993, a las 18.30. Un día en el que la radio anunciaba que la temperatura máxima era de 30 grados y la mínima de 23.3, con una humedad del 75%. Y no llovió.

 

Ese día, un par de horas después de mi nacimiento, Boca le ganó a River 1-0 en un amistoso en Mar del Plata. Y no fue un uno a cero cualquiera. Fue un uno a cero, producto de una olvidada Mano de Dios del Beto Acosta, aquel ídolo de San Lorenzo, que, en 1993, jugó en Boca. El Xeneize salió al terreno de juego con el Mono Navarro Montoya en el arco; Diego Soñora, Luis Medero, Alejandro Giuntini, y Carlos Mac Allister, en la defensa; Blas Armando Giunta, Claudio Benetti y el Beto Márcico, en el mediocampo; y Roberto Cabañas, Manteca Martínez, y el Beto Acosta, en la delantera. ¿El DT? Oscar Washington Tabárez. ¡Qué de próceres del fútbol!

 

En la radio, el relator de moda relataría, en el minuto 64, un centro desde la derecha, la salida apurada del arquero de River para cortarlo, y al Beto Acosta anticipándose, con el puño izquierdo en alto, y un choque, un confuso episodio, un árbitro que no tenía VAR, y gol. Gol de Boca. Un Boca que ganaría aquel partido con nueve jugadores… y un gol del Beto con la mano. Del otro lado, unos tales Leonardo Astrada, Ramón Díaz, y Ariel Ortega, entre otros (¡y Pasarella como DT!), se habrán ido un poco tristes para sus casas. No sé, el destino ya quería que yo fuera hincha de Boca.

 

Ese mismo día, el diario hablaba de un hombre que persiguió a su amante por el centro de Mar del Plata con un cuchillo y la asesinó. Sí, ya había femicidios, pero no los llamaban así. En la provincia de Corrientes había denuncias de corrupción. Y en la Ciudad de Buenos Aires, echaban a más de 1.000 empleados del sector público. Al otro lado del charco, en España, en Madrid, murieron seis personas al caérseles encima la marquesina de los cines Bilbao, de la calle Fuencarral. También ese día, se encontraron los cuerpos de las víctimas del Crimen de Alcácer. Y, en otro punto de Europa, en la antigua Yugoslavia, los serbios llevaron adelante un contraataque contra los croatas, en el frente de Krajina. Ahora que lo pienso, el protagonista de uno de los reportajes de este blog quizás andaba por allí.

 

Viajamos en el tiempo, siete años después, al jueves 27 de enero de 2000. El caso de María Julia Alsogaray por presunto pago de sobreprecios de hasta 1.000% era llevado a la Justicia. De la Rúa, un año antes de escaparse en helicóptero, brindaba su primer discurso como presidente de la República Argentina en el exterior, en una sinagoga sueca, comprometiéndose públicamente a investigar “hasta las últimas consecuencias” los atentados ocurridos años antes en Buenos Aires, contra la AMIA y la embajada de Israel. La radio anunciaba, en Buenos Aires, 26.2 grados de máxima, 21 de mínima, y 68% de humedad, y que la banda británica Oasis estaba pronta a presentar un nuevo disco: “Standing on the shoulder of giants”.

 

En España, la preocupación por los atentados de la ETA era una constante. Un estudio demostraba que los inmigrantes eran una fuente destacable de riqueza económica para Cataluña, aportando un beneficio directo de 73.000 millones de pesetas anuales. Y, en las semifinales del Australian Open, Andre Agassi derrotaba a Pete Sampras por 6-4, 3-6, 6-7 (0-7), 7-6 (7-5) y 6-1, en un duelo que duró dos horas y 55 minutos. En la final, derrotaría a Yevgeny Kafelnikov. Era, por otro lado, el primer Grand Slam en el que participaba un tal Roger Federer.

 

Seguimos avanzando y nos vamos al sábado 27 de enero de 2007. La radio anunciaba una máxima de 28.8 grados y una mínima de 21.2 en la Ciudad de Buenos Aires, con una humedad del 80%. El presidente Néstor Kirchner firma un decreto que impide a los militares ampararse en el secreto de estado al declarar por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura. El juez Oyarbide declara que no cuenta con “ningún tipo de elemento” que vincule a Perón con la Triple A. En Venezuela, Hugo Chávez amenaza con expulsar del país al embajador estadounidense, William Brownfield, “si sigue metiéndose en las cosas de Venezuela”. Y en Estados Unidos, el actor Sean Penn, junto a las actrices Susan Sarandon y Jane Fonda, lideran una manifestación de 100.000 personas en Washington DC, pidiéndole a George Bush que termine la guerra en Irak.

 

En Bruselas, Microsoft se apronta para presentar la que acabaría siendo una de las peores versiones de Windows: el Windows Vista. En España, el segundo entrenador del Barcelona, Eusebio Sacristán, declara que el equipo necesita “recuperar la intensidad”. Y en Australia, Serena Williams derrota a Sharapova en la final del Australian Open y dice: “Creo que nací para jugar al tenis”. Menos mal que se avivó.

 

En Mar del Plata, River se consagra campeón del torneo de verano. Boca, dirigido por Miguel Ángel Russo, le da vuelta un partido a Racing, quedándose con el triunfo por 3-1 con goles de Morel Rodríguez, Neri Cardozo y Martín Palermo. El Xeneize formó con: Caranta; Hugo Benjamín Ibarra, Jonathan Maidana, el Cata Díaz, Claudio Morel Rodríguez; Pablo Ledesma, Sebastián Battaglia, Neri Cardozo; Guillermo Barros Schelotto, Rodrigo Palacio, y Martín Palermo. Ese 2007 sería el año de la Libertadores de Juan Román Riquelme.

 

Un nuevo salto temporal, y estamos en el lunes 27 de enero de 2014. Según Migraciones, los argentinos residentes en Uruguay se cuadruplican, y adjudican este incremento al desencanto que hay con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Por otro lado, el entonces ministro de Economía de la Nación, hoy gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, se desmiente a sí mismo (para variar) y asegura que el impuesto al dólar turista seguirá siendo del 35%, habiendo anunciado días antes que volvería al 20%. El dólar paralelo cierra a $12.25. ¿La presidenta? En Cuba, almorzando con Fidel.

 

Mientras tanto, en España, el Gobierno madrileño (del PP) deja sin efecto, tras un revés judicial, el mayor plan de privatización de la gestión de la sanidad pública jamás diseñado en el país ibérico. En Bruselas, el entonces ministro de Economía del Gobierno de Mariano Rajoy, Luis de Guindos, mandaba a los periodistas “a tomar por culo”. Dichos de los que se retractaría después diciendo que no se refería “a nadie en particular”, pero que “si alguien se ha sentido aludido le pido disculpas personalmente”.

 

Volviendo a Argentina, y esta vez, en Córdoba, no en Mar del Plata, River es noticia por haberle ganado unos días antes a Boca por 2-0, con goles de Lanzini y Menseguez. Con polémica, por supuesto. Eso sí, la radio pronosticó ese día una máxima en Buenos Aires de 27.2 grados, una mínima de 20.3, y una humedad del 76%.

 

Y hoy, 28 años después, en 2021, vuelve a ser miércoles 27 de enero otra vez. ¿Quién lo diría? Ese pibe del barrio porteño de Caballito, sobreviviendo la pandemia del coronavirus en Madrid y habiendo pasado ya una nevada histórica. ¡Y qué cosas escribiré de este día dentro de siete años! Por el momento, sigo vivo, acá, surfeando la tercera ola del Covid. Viendo al Atlético de Madrid del Cholo puntero de La Liga y gritando los goles de Marquitos Llorente, el héroe de Anfield. Volviendo a tocar la guitarra después de mucho tiempo. En el arduo trabajo de buscar trabajo. Escribiendo y leyendo. Escuchando la radio que dice que en Madrid la mínima para hoy es de 9 grados y la máxima de 14, porque de este lado del charco es invierno. Y extrañando, por supuesto. Que, pese a todo, sigo siendo aquel pibe que nació un 27 de enero de 1993. Más precisamente, un miércoles, a las 18.30.