Los ‘Cuentos, historias y fábulas’ no sádicas de Sade
"Sadismo
viene de Sade", reza un viejo artículo del diario catalán La Vanguardia.
Donatien Alphonse Francois, más conocido como el Marqués de Sade, fue
perseguido y encarcelado por sus violentas prácticas sexuales allá en la
Francia del 1800. No obstante, en sus ‘Cuentos, historias y fábulas’, que yo
pensé que iban a estar cargados de sadismo por portación de nombre, no encontré
nada de eso. Al contrario, hay un autor que mezcla humor y sexo para mostrar la
hipocresía de la sociedad de su tiempo y que tranquilamente se puede trasladar
a la actualidad. Al final, los cuentos de Sade son un poroto al lado de
cualquier ‘Bailando por un sueño’ de Tinelli.
“Lector,
adiós, riqueza y placer; si mis habladurías te han proporcionado todo esto,
ponme en un agradable rincón de tu biblioteca; si te he aburrido, recibe mis
excusas y arrójame al fuego”. Una de las pocas frases en la que Sade se dirige
exclusivamente al lector. Ya veremos si lo tiramos al fuego o no. Lo que sí
está claro es que, en sus historias, el marqués deja bien visible su postura en
contra de la Iglesia, de la burguesía hipócrita y de la clase poderosa. Y lo
expresa a través de relatos que (supongo, sin ser sus más sádicas escrituras)
reflejan, con cierto erotismo y humor negro, situaciones que para él explicaban
la verdadera realidad de la época. Desde religión hasta política.
Creo que si
se analizan estos cuentos con una mirada actual, podríamos asegurar que, si
bien le salta la cadena a su autor algunas veces, no son merecedores de tanto
escándalo. Cuando se habla de Sade enseguida se piensa en relaciones sádicas
pero, reitero, estas historias distan mucho de ser las ‘Cincuenta sombras de
Grey’ (y hablo de oídas porque nunca leí la novela británica). Empero, me animo
a confirmar que la prosa del marqués sobrepasa y con creces a la de la
mencionada novela. Sobre todo si se toma en cuenta que tiene el visto bueno de
eminencias como Roland Barthes y Octavio Paz.
Los
cuentos, algunos muy buenos y otros no tanto, tratan sobre las infidelidades en
el matrimonio, casamientos arreglados entre chicas jóvenes y viejos asquerosos,
sacerdotes que no le escapan al placer, prostitución, libertinaje, amor y
venganza. Los antagonistas son casi siempre jueces, magistrados, clérigos, o
figuras acaudaladas, dentro de un marco que raramente escapa a las
connotaciones sexuales. No sé si se lo daría a un adolescente para leer, pero
si superaron las ‘Cincuenta sombras de Grey’ (que para el gran maestro Stephen
King es “porno para mamás”), con los relatos del marqués además se van a reír y
a aprender algo de vocabulario nuevo y narración.
Entre mis
historias favoritas están: ‘Agustina de Villeblanche o la estratagema del
amor’, ‘El cornudo de sí mismo o la reconciliación inesperada’, ‘La mujer
vengada’ y ‘El presidente burlado’.
En fin, si
se toma en cuenta el contexto histórico, es fácilmente apreciable por qué su
prolífica obra fuese incluida en el Index Librorum Prohibitorum de la Iglesia
Católica. Así y todo, estos cuentos en particular muestran a las claras el
talento narrativo del marqués y su ingenio al criticar al sistema hipócrita
reinante a través de historias cómicas y trepidantes. Esperaba una cosa y me
topé con algo mucho mejor y más interesante.
Mi
calificación para el libro: 4 estrellas.
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