¿Qué pasaría si se hiciera un reality show de un campo de concentración?


Aquí un libro del que nada esperaba y terminó dándomelo todo. Una novela corta, provocadora, poderosa en concepto, con un ritmo trepidante, y una ejecución magnífica. ‘Ácido sulfúrico’ ya puede generar sensaciones de amor y odio desde el comienzo, desde su premisa: ¿Qué pasaría si se hiciera, en la actualidad, un reality show televisivo de un campo de concentración? En esta suerte de relato distópico es en donde nos sumerge la autora belga Amelie Nothomb, dejando implícita una fuerte crítica tanto a los medios de comunicación como a la sociedad en general.

 

Así como en ‘Los juegos del hambre’ en los que un reality show violento y sanguinario es el mayor de los éxitos en la sociedad, en esta novela existe ‘Concentración’, un programa en el que, aleatoriamente se eligen habitantes de París para participar de un campo de concentración, algunos como prisioneros, otros como guardias. Y es, básicamente, la gente, desde sus casas, la que decide quién merece morir y quién merece vivir. Esto, indudablemente, trae a la memoria otras obras como ‘El fugitivo’ de Stephen King, algún episodio de Black Mirror, o bien, en algún punto, aquellos combates entre gladiadores de la Antigua Roma. ¿Lo peor? Que la gente común, menos los políticos, no se da cuenta que está mal y ya interiorizan la matanza. Es más, la alientan.

 

Como mencionábamos al principio, el libro maneja un ritmo de lectura rápido, hasta enajenado. Algo comprensible, teniendo en cuenta la idea disruptiva que se plantea inicialmente: situar un campo de concentración televisado en la sociedad actual. Obviamente, si bien la historia es de tinte realista, Nothomb lleva todo al extremo. Porque qué mejor que la exageración, en estos casos, para exhibir un argumento. En consecuencia, la sorpresa, primero, y después la intriga, se construyen enseguida, casi obligándote a pasar las páginas una atrás de la otra. Eso, combinado con el hecho de que el libro apenas supera las 100 páginas, dan como resultado una trama fulminante.

 

Si lo leen de un tirón, como yo, es fantástico, tanto por la historia en sí como en la cantidad de pensamientos que deja picando en tu cabeza. ¿Realmente las personas mirarían algo así, se quejarían, y al otro día se sentarían de nuevo a mirarlo? De buenas a primeras, uno tiende a pensar que no, que la gente no hace eso. Y, luego, deteniéndose a pensarlo unos segundos, sacándole un poco de exageración al tema, te puedo asegurar que la cosa cambia.

 

Para continuar, más allá de que la premisa sea sumamente original, que eso de insertar algo completamente extraordinario e improbable en la cotidianidad social me encanta, la forma en la que la autora ejecuta la idea también me pareció buenísima. Girando todo alrededor de la protagonista, la bella Pannonique, la autora en ningún momento es pretenciosa con el lenguaje, se mantiene simple, y va directo al hueso. Es práctica, tanto en la descripción de locaciones, de los personajes, y de las acciones. Algo que, creo, colabora en gran medida con la idea general del libro. 

 

Y, por sobre todo eso, quizás por ser periodista, el hecho de que la novela sea una crítica tan evidente a la espectacularización de los medios de comunicación y cómo la gente los sigue, a veces, ciegamente, me pareció excelente.

 

Entiendo que a muchas personas pueda no gustarle este libro porque, ya desde el vamos, es polémico. E, incluso, entiendo a quienes afirman que la autora podría haber hecho muchísimo más con una premisa tan buena. Pero que una novela tan corta despierte sensaciones, opiniones, y respuestas tan fuertes en uno, creo que es mérito suficiente. Un libro que, al finalizar la última página, te deja pensando y reflexionando, es un libro que vale la pena. ¡Y si es polémico, pues que sea polémico!

 

Una frase: “Llegó el momento en que el sufrimiento de los demás no les bastó, tuvieron que convertirlo en espectáculo”.

 

Mi calificación para el libro: 5 estrellas. Excelente.

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