La moneda de Akragas, una aventura a la italiana
Esta es mi segunda novela de Camilleri, porque después de haber leído ‘Km 123’ me quedé con ganas de más. Y, si bien ‘La
moneda de Akragas’ no me decepcionó para nada, vuelvo a quedarme con esas
mismas ganas. Es como si fuera una droga, quizás me he convertido en adicto a
Camilleri sin darme cuenta. Pero de una forma rara, porque sus historias me
alcanzan a fascinar en un punto, en sus comienzos, en cómo va desarrollando la
trama. No obstante, para cuando llega el final, se desmoronan. Esa es la
sensación que me quedó con la primera novela suya que leí y ahora con ésta. De
eso, ergo, surge mi renovada necesidad. ¿Es algo positivo o negativo? No lo sé,
decídanlo ustedes.
Es una novela entretenida, graciosa, y
cautivante en su brevedad. Con el ritmo narrativo justo para sumergirse en la
historia de una forma amena y tranquila. Tanto que se te pasa volando. Además,
los personajes están bien retratados, son simpáticos para el lector. Sobre
todo, el protagonista, el doctor Stefano Gibilaro, quien además es un
aficionado numismático, y que se nos presenta en sociedad cayéndose de un
caballo. A partir de ahí, la historia evoluciona en una mezcla muy efectiva de
realismo, surrealismo y un humor sutil, que es, a mi parecer, lo mejor del
libro.
Por otro lado, también quería destacar el rol
que juega la moneda de Akragas como objeto alrededor del cual gira el relato.
Por momentos me trajo a la memoria el anillo único de Sauron, del viejo y
conocido ‘Señor de los Anillos’ de Tolkien, y, asimismo, aquellas monedas
malditas de la primera entrega de la película ‘Piratas del Caribe’. Un objeto
que, al parecer, vive queriéndose escapar de sus dueños y atrae desgracias a lo
loco. Un elemento que, sin lugar a dudas, Camilleri supo utilizar muy bien.
Por último, como comentaba antes, ya es el
segundo final de este autor que no me termina de cerrar. En este caso, me dio
la impresión de ser algo breve (en proporción a todo lo demás) y apresurado.
Claramente, no me pareció que esté a la altura de las anteriores partes de la
novela. Pero no por esto vayan a privarse de darle una oportunidad a la
historia, porque de verdad es recomendable. Aparte, se consume con pasión en
solo una sentada y pasás un rato maravilloso, quedándote con ganas de más. Otra
vez.
Una frase: “Si uno es inteligente, lo es
siempre. Pero puede darse el caso de que un hombre inteligente se comporte como
un idiota. Sucede a menudo cuando se está enamorado”.
Mi calificación para
el libro: 3
estrellas. Bueno.
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