“Que sea buena la acogida”



Once de la noche en algún lugar de Pozuelo de Alarcón, en Madrid. En un ‘chalet’, porque acá a las casas parece que le dicen así. Y las once de la noche porque a esta hora hay que hacer silencio en esta casa, “porque todos los que alquilan aquí son gente trabajadora” me dijo el dueño cuando llegué. Un horario medio jugado porque yo suelo cenar bastante tarde y entre cocinar, comer y limpiar todo, es como una misión imposible gastronómica diaria.


Aparte, la cocina, por mal que me pese, se ha convertido en un nuevo e inesperado lugar de socialización. Porque es ahí donde me cruzo con varios de los otros moradores de esta casa. Me crucé con un par de españoles (Sebastián y Carlos) y portugueses, con un mexicano, con un señor de Rumania, y con una coreana. Es curioso lo de la coreana, alias ‘la Yone’, porque vivió en Buenos Aires, estudió en la UBA, y hasta fue a pasar varios fines de semana a Tigre.

Qué chico que es el mundo. A eso, súmenle el factor agregado que siempre que voy a vivir afuera del país, me encuentro con alguien de Corea del Sur. En Chicago, compartí habitación con don Woongki Oak. Y ahora acá en Madrid, comparto casa con ‘la Yone’. Cuando escriba mis memorias, quizás pueda dividir mi historia por capítulos, cada uno con un nombre coreano diferente. Quién sabe.

Sin embargo, de eso no va la publicación de hoy. Vamos a hablar del porqué del título. Sí, “que sea buena la acogida”. Esa fue una de las frases que se dijo en uno de los discursos de apertura de la maestría que empecé esta semana. Y si fuéramos todos españoles por la vida, esa frase pasaría desapercibida, como una de las tantas frases hechas que se mencionan cuando se está por empezar un curso de estas características. Pero el ser argentino le agrega algo. Un algo que cambia toda la ecuación.

Como ya lo dejé claro en la publicación anterior, la de mi primera semana en España, me vengo dando cuenta de que sí, españoles y argentinos hablamos el mismo idioma, y a la vez no. Aparentemente, son miles de situaciones en las que se dicen o entienden cosas en Argentina que en España se dicen o entienden de otra manera. Y, claramente, que una de las autoridades de la maestría anuncie “que sea buena la acogida” antes del comienzo de la cursada… podemos afirmar que para “nos los representantes del pueblo de la Nación Argentina” es, por lo menos, confuso. Todo parece sacado de un relato de Casciari.

No pedirás ni yerba ni coca

En este mismo sentido, y debido a la gran respuesta que tuvo la anécdota de mi búsqueda de yerba por Pozuelo, les tengo otra parecida. Que no me sucedió pero algo que me advirtieron que, por lo que más quiera, no haga. Estoy hablando de algo tan simple como comprar Coca Cola. Porque resulta que si vas a pedir, como cualquier hijo de vecino, una coca, acá enseguida te tildan (o, cuanto menos, sospechan) de cocainómano. Y eso no es todo, porque también está la variante de pedir una ‘cola’. Algo que me dejó aún más confundido, por razones más que obvias. Porque si no pido que me entreguen cocaína, pido que me entreguen la cola. Algo que no siempre puede terminar bien.

Imagínense si a la vieja del supermercado, además de haberle pedido yerba (que, si no leyeron el post anterior, acá te entienden marihuana), le pedía también coca. Se moría una vez. Y si le pedía que me dé yerba y cola, se moría dos veces. Un escándalo. Por ende, es evidente que hay que cuidar el vocabulario por estos lares. Que fácilmente uno puede andar haciéndose la fama de drogadicto sin serlo.

Mientras tanto, que sea buena la acogida.

*Como sucede con todas las impresoras del planeta Tierra, cuando las necesitás usar no funcionan. Lo mismo sucede en un 97% de los casos, en mi experiencia de vida, con la función del ‘autoguardado’ del Word. Porque déjenme decirles que el primer borrador de esta publicación era mucho mejor que esto que salió ahora. Pero bueno, cuando lo necesito al autoguardado, como cuando necesito una impresora, no está ahí para mí. Así viene la acogida.

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