El juego de Gerald

Iba a escribir sobre una peculiar experiencia que tuve en el subte D hace un par de semanas (porque el subte me suele servir de oasis para blogs), hasta que vi la recientemente estrenada película ‘El juego de Gerald’ basada en la homónima novela del gran maestro Stephen King. Esto va sin afán de desparramar spoilers literarios ni cinematográficos. Es solo la terrible casualidad que me ocurrió mientras la miraba. Que ya es decir bastante.


Para aquellos que desconocen esta historia de King, es básicamente una novela psicológica (¿de terror?). Creo que dentro de esa clasificación es una de las más logradas del autor, en mi humilde opinión. Aún en ‘El resplandor’, el enloquecido Jack Torrance comparte protagonismo con otros personajes dentro del Overlook Hotel; o mismo en ‘La carretera maldita’. En el relato de Gerald, en toda la obra predominan dos personajes, y uno no pasa de los primeros capítulos (Gerald tiene algunos problemas con la pastillita azul). Lo que te deja la heroica tarea de mantener la tensión de una novela entera con una mujer esposada a una cama, sola, en una casa en el medio de la nada. ¿Te podrías haber imaginado una película sobre eso? No. Pero la vi y está genial. Sobre todo porque de alguna manera logró mantener esa peculiaridad que tiene la novela. El simple hecho de escribir una novela entretenida sobre una mujer esposada a una cama, sola, en una casa en el medio de la nada.

Tuve que decidir si mirar esta película o ‘Náufrago’ (la de Tom Hanks, que la quiero volver a ver hace mil años y no la encontraba por ningún lado) y finalmente se impuso el fanatismo por King. Porque después del regreso triunfal de ‘IT’ a la pantalla grande y de la tan defenestrada adaptación de ‘La Torre Oscura’, no podía dejar pasar tan fácilmente este estreno para la pantalla chica (en Netflix). Sabia decisión. 

Más allá del evento desafortunado que tendría lugar después, la película es excelente, la actriz se lleva todos los premios (con un papel bastante complicado para interpretar) y, en nombre de los fanáticos de Stephen King que moramos este planeta Tierra, las conexiones con el Universo King son un guiño al alma lectora. Como pasa en la serie protagonizada por James Franco, adaptación de la novela 22/11/63. Recuerdo que por lo menos uno de estos guiños están en la novela original, ya que el intercalado de sus novelas es un rasgo distintivo del gran King, pero verlo en las películas te da como un sentimiento de aprobación, de decirte que pertenecés a ese Universo. En fin, ‘Cujo’, ‘Bag of Bones’, ‘La Torre Oscura’, ‘Dolores Claiborne’ y ‘El retrato de Rose Madder’, tienen su lugarcito en la película del juego de Gerald.

En cuanto a mí, hace falta que decida mirar una película de Stephen King de noche para que pasen cosas raras. La semana pasada fui con un amigo a ver IT al cine y la película se tildó (como un DVD rayado) en la oscuridad y el suspenso del sótano al que baja Georgie. Y viendo ‘El juego de Gerald’ en la seguridad de mi cuarto, uno de los focos de la luz empezó a titilar por varios segundos hasta que eventualmente se apagó. Al principio sospeché de la baja tensión. Algo que suele ocurrir por estos lares donde vivo cuando hay tormenta (porque sí, había tormenta). Pero no. 

¿Es coincidencia o casualidad que justo cuando en la película la protagonista se enfrenta a la oscuridad de la noche al espectador se le queme el foco? A veces la casualidad parece tener una puntería bárbara. Y los que leemos a King sabemos cuánto signifcado tiene una noche en la que está ‘Todo oscuro, sin estrellas’, que ‘la noche es oscura y llena de terrores’ como afirman en Juego de Tronos. Entonces, claro, hubo un momento de zozobra en mi vida cuando las casualidades se alinearon cual planetas en el fin del mundo. 

Por suerte, nada pasó. Ningún monstruo salió de abajo de la cama todavía. Y quizás este blog salió a la luz puramente para calmar las aguas de ese momento de zozobra. Qué sé yo, como cuando miramos dibujitos animados después de una película de terror (que ya no miro más, salvo que sean de SK, por supuesto), o cuando subimos corriendo las escaleras de la casa después de apagar las luces de la planta baja. Por las dudas, voy a seguir lo que también dijo King alguna vez: “Eso que está bajo mi cama esperando para agarrarme el tobillo no es real; lo sé, y también sé que si tengo cuidado de mantener el pie bajo las sábanas, eso nunca va a poder agarrarme el tobillo”. 

Un dato curioso. Unos minutos después de haberse apagado, el foco emitió un leve zumbido y volvió a prenderse. Después se apagó. Yo ya no sé. Capaz tendría que haber mirado 'Náufrago'.

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