Estudiantes argentinos, indisciplina a nivel mundial



No es muy alentador que aparezca en la página de BBC Mundo: "Estudiantes argentinos y griegos, campeones internacionales de la indisciplina". Es más, da verguenza.Un estudio realizado por el Programa Internacional de Evaluación de los Alumnos (PISA), entre jovenes de 75 países, demostró que nuestro país se encuentra liderando el ránking de indisciplina y desatención dentro del aula. En esta posición lo acompañan de cerca: Qatar, Túnez, Noruega, Chile, Luxemburgo, Francia, Holanda, Finlandia y Grecia.
Si bien es cierto que la investigación también sostiene que, en general, los alumnos mejoraron con respecto al 2000, este dato no deja de ser preocupante. Esta afirmación prueba que la creencia popular que dice que cada generación de estudiantes es más indisciplinada que la anterior y que los profesores están perdiendo el control de las clases, no es del todo cierta. Tampoco es preciso negarla del todo porque, seamos sinceros, hay cada caso... 
Por ejemplo, en nuestro país abundan las quejas de los profesores para con los alumnos: que tienen serias dificultades para la comprensión de textos, que no se respeta al docente, que no se tienen en cuenta las consignas al momento de trabajar, etc. No es cosa de este año, sino de varios anteriores... y es una tendencia que va creciendo. Por un lado, creo que el marcado deterioro de la educación pública es un problema. Ya no es lo que era, pero tampoco salvo con este comentario a las privadas que también dejan mucho que desear. 
En la otra cara de la moneda, los países con más elevado nivel de disciplina escolar son: Japón, Kazajstán, Shanghai-China, Hong Kong-China, Rumania, Corea del Sur, Azerbaiyán, Tailandia, Albania y Rusia.
Sin embargo, el simple hecho de la indisciplina en nuestro país no es todo. El mismo informe dice que la mitad de los alumnos de 15 años tienen deficiencias a la hora de comprender lo que leen. Y sí, en una sociedad que está orientada hacia la comodidad de prender la tele y mirar horas y horas de programación basura, la idea de agarrar un libro y sentarse a leer suena aburrida. Así está el país. No solo eso, la falta de lectura es el primer escalón de la desgracia. A eso se le suma la dificultad para comprender un texto, la dificultad a la hora de resumir, y también la dificultad para escribir. Es una cadena de eventos desafortunados.
Es simple, una sociedad con Tinelli al frente del pensamiento popular va para atrás. Pongan a leer un libro cualquiera a esa cantidad de personas y es probable que la educación nacional mejore. Nos corresponde incentivar la imaginación, no el embrutamiento.  

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