Democratización vs Constitución


Estos dos términos, que tradicionalmente fueron de la mano, hoy se ven enfrentados en el discurso oficialista.
       Por un lado, la democracia, forma de gobierno que es esgrimida como estandarte político bajo el lema de “democratización de la justicia”. En palabras simples, llevar la “democracia” al poder judicial. ¿Con qué fin? Para ponerle punto final a las corporaciones, o bien, para ganarle la batalla a Clarín. Una vez más, aquí se ejemplifica la estrategia de confrontamiento que viene utilizando el kirchnerismo a lo largo de su mandato (primero Néstor y ahora Cristina).
Por el otro, la Constitución Nacional, la ley suprema de la nación argentina. Es decir, toda persona (física o jurídica) que resida en nuestro país tiene que respetarla, sin excepciones.

La reforma que quiere implementar el kirchnerismo, es un paquete de proyectos de índole inconstitucional, no solamente para los miembros de la tan desvencijada oposición sino que para varios oficialistas también. Con su “democratización”, están justamente “desdemocratizando”, con el permiso de la Real Academia Española para inventar una palabra. Porque la democracia no es solamente el gobierno del pueblo lisa y llanamente (en este caso, “democratizar” sería que formaran parte de Consejo de la Magistratura personas ajenas al poder judicial), es el gobierno del pueblo, pero organizado. Ya Montesquieu hablaba de la división de poderes: el ejecutivo, el legislativo y el judicial. Básicamente, deben estar ligados en una relación de equilibrio, en la cual uno controla al otro para evitar excesos. Y, a su vez, dice que este sistema de gobierno es una garantía contra el despotismo (lo cual sería si una mano controlase los tres).
Esto último es lo que parece estar sucediendo ahora. El kirchnerismo ya tiene mayoría en el poder legislativo, por lo que en este ya casi no hay debate, es prácticamente un decorado en el sistema gubernamental, simplemente se hace lo que la mandataria dice; y ahora “va por todo”, por el único poder que todavía es independiente (aunque no sea de lo mejor y la justicia se demore años y años). La última barrera entre la democracia y el autoritarismo. Hasta ahora, los jueces de la Corte Suprema podían tener cierto control sobre las medidas que se querían implementar por parte del ejecutivo, por esa misma razón el oficialismo se ensañó con ellos.
Si se logra la reforma, ya va a ser imposible detener este avance. Por eso es que los que saben dicen que el oficialismo les dio una última oportunidad a la oposición para unirse, aunque esta tenga un límite de tiempo que se va acercando lentamente.
           Está claro: con la restricción de las cautelares, el pueblo no va a tener con qué defenderse contra cualquier decisión del estado; con la modificación del Consejo de la Magistratura, el partido que sea más votado va a tener la facultad de elegir y/o destituir a los jueces como crean necesario (y vale decir, los jueces se verían ligados a un partido y perderían la imparcialidad… ya no por corrupción sino amparados por la ley); y con la creación de las cámaras de casación, no solo demorarían-todavía más- a la justicia, sino que, de alguna manera, sería una forma de que el estado pueda influir en el poder judicial, sacándole facultades a la instancia máxima del mismo, la Corte Suprema. 

Comentarios

Entradas populares